miércoles, junio 27

Perdonate

Perdonar es el valor de los valientes. Solamente aquel que es bastante fuerte para perdonar una ofensa, sabe amar. - Mahatma Gandhi
Perdonar es una de las acciones más sublimes del ser humano, es una sensación sanadora, que remueve asperezas y limpia las heridas.
Es también una de las mejores herramientas gratuitas del hombre para poder amar sin medida y obtener recompensas de paz interior.
Es fácil perdonar e inclusive es fácil pedir perdón en determinadas circunstancias, pero “chocamos contra la pared” cuando se nos pide una sencilla y al mismo tiempo profunda tarea: Perdonarnos a nosotros mismos.
Hace mucho tiempo conocí a una señora amante de la buena vida, con grandes lujos y cuentas bancarias por todo el mundo, pero con el lastre de una actitud prepotente. Nada más le faltaba pedirme que le pusiera una alfombra roja para entrar a mi oficina.
Me platicaba de grandes problemas en sus relaciones interpersonales, “echándole la bolita” a todos los que “la hacían sufrir”. Realmente su cara era de angustia cuando me comentaba que no podía ni siquiera mantener a sus empleados por tan sólo un mes, porque no la aguantaban.
Le aquejaban grandes tormentos que le hacían gritar, alterarse, contestar a veces hasta de forma grosera. En fin, era un buffet de problemas, que en su mayoría, bajo su opinión, eran causados por los demás porque no entendían que “así era ella y no iba a cambiar”.
Mientras la conversación avanzaba, como en cada sesión de Coaching, los sentimientos empezaban a moverse y, cosas que antes parecían estar muy escondidas, de pronto empezaron a aflorar.
De repente, comenzó a llorar de una forma increíble. Realmente, me estaba dando cuenta de que esas lágrimas no surgieron por la música o el incienso de la oficina, sino porque realmente se encontraba en contacto con su “Niño interior” y recordaba aquel problema familiar que algún día le hiciera tanto daño.
“David, es que yo ya no tengo nada. Yo ya perdoné a quien tenía que perdonar, ya eso quedó en el pasado”, me lo decía con la voz entrecortada.
La pregunta no es a quién perdonaste, sino: ¿Te perdonaste tú?, ¿A ti misma? ¿Realmente has capitalizado esa experiencia como un proceso de aprendizaje?
El silencio fue el mejor de los discursos en esos momentos y ahí fue cuando realmente dio inicio un cambio interior fuerte y duradero.
A veces, creemos que los demás son culpables de hacernos sentir mal o bien, ¡cómo sufren todos aquellos que tienen ese pensamiento! En nuestra forma de ver con “Vivir con VIDA”, estamos conscientes de que el ser humano es independiente con una libertad exquisita de decidir ser feliz o no serlo, sentirse mal o bien.
Aunque tal vez, tú lector, me puedas decir “estás loco, es imposible”, créemelo que es más posible de lo que parece. Inclusive eso es lo que hace la diferencia de aquel empleado de la oficina que a pesar de la crisis, problemas económicos y un divorcio llega con una sonrisa de oreja a oreja e, inclusive, interiormente se siente en paz, contra aquel empleado que desde que llega es un buzón de quejas de cómo lo trata el mundo.
Tal vez éste último no ha llegado a descubrir que no cambian ni desaparecen los problemas, sino que lo que se debe transformar es nuestra visión, nuestros pensamientos y nuestra estabilidad.
Pero sobre todo nuestra vida empieza a cambiar drásticamente cuando nos atrevemos a perdonarnos todas aquellas malas acciones, todo aquello que dejamos de hacer, todas aquellas palabras hirientes o actitudes negativas que nos hicieron cargar una roca pesada en nuestra espalda por mucho tiempo.
Perdonarnos no depende del otro, sino de nuestro interior. No depende del pasado, sino del “Aquí y ahora”, depende única y exclusivamente de nuestra decisión al darnos cuenta de que somos débiles, de carne y hueso, con cualidades pero también con defectos, que podemos llegar a caer e inclusive hacer algo que en el fondo no queríamos.
Créetela, “lo que pasó, pasó”. No podemos seguir dándole vueltas al círculo del “por qué a mí, por qué yo, por qué en ese momento, por qué así, por qué nadie hizo nada, por qué…”
Iniciemos el día de hoy con una actitud diferente y transformadora, regalándonos unos minutos para poder PERDONARNOS, haya sido lo que haya sido, es válido haber tenido un error pero es mucho más válido aceptarlo y sacar lo bueno de ello.
No olvides que eres un ser lleno de luz, de poder, de vida. Tómate de la mano de Dios y descubre que perdonar es una actitud de valientes y que perdonarte a ti mismo por lo que haya pasado, no sólo te hace crecer, sino te libera de culpas que tal vez llevaban más de 20 años atormentándote.
Ve al fondo de tu corazón y recuerda que siempre es un buen día para empezar de nuevo, conquistando nuevos mundos con un pensamiento diferente y sobre todo, con la tranquilidad de haberte regalado la maravilla del perdón.
David Montalvo TreviñoEscritor y conferencista, es "Life Coach" especializado en calidad de vida y practicante en Programación Neurolinguística, certificado en "Coaching" por el Instituto de PNL de Monterrey

jueves, junio 21

Cuan especial eres

Tu presencia es un regalo para el mundo.Eres una persona única en un millón. Tu vida puede ser como tu quieras que sea.Vive cada día con intensidad.Cuenta tus alegrías, no tus desdichas.Lucharás contra la adversidad que se te presente.Dentro de ti hay infinitas respuestas,pideselas al Espiritu Santo que mora en ti.Comprende, ten coraje, sé fuerte.No te impongas límites. !Hay tantos sueños que esperan ser realizados! Las decisiones son tan importantes para librarlas al azar.Lucha por tu ideal, tu sueño, tu premio No hay nada tan desgastante como las preocupaciones.Mientras más carguemos con un problema, más pesado se hace.No te tomes las cosas con tanta seriedad.Vive una vida de serenidad, no de lamentos Entrega tu carga a Jesus y confia en ElRecuerda que un poco de amor recorre largos caminos.Recuerda que mucho es para siempre.Recuerda que la amistad es una sabia inversión.Los tesoros de la vida son personas unidas. Nunca es tarde.Transforma lo cotidiano en extraordinario.Ten salud, esperanza y felicidad.Empieza y termina tu dia con un pensamiento de alabanza a tu Padre Celestial Y jamás olvides ni siquiera por un día cuan especial eres. Freddy Jara

domingo, junio 17

Las cosas que no necesitan talento‏

El talento nos atrapa, nos asombra la belleza de la escultura de Michelangelo, nos paraliza la voz angelical de Mariah Carey, nos doblamos de la risa con la comedia de Robin Williams, Somos cautivados por la actuación en la pantalla de Denzel Washington. Sin embargo, vivimos en un mundo de trastornos y contradicciones. El más talentoso no siempre termina en la cima como una celebridad otros con menos talento a menudo consiguen el éxito.
Los trastornos se escriben en nuestra historia y ocurren alrededor de nosotros cada día. Un ejército mal de mal vestidos revolucionarios derrotó al imperio Británico para liberar a las colonias americanas y fundaron una nueva nación. Una compañía nueva en sus comienzos; Google superó los motores de búsqueda poderosos que tenían más reconocimiento, más capital y eran más conocidos.
¿Por qué la mayoría de los más talentosos no siempre son mejores? ¿Qué permite a los menos expertos ser, ocasionalmente, mucho más acertados?
El Objetivo de este articulo, no es reducir al mínimo el talento, pero si enfatizar en cualidades independientes de talento, las cuales, cuando son practicadas, agregan valor a otros y a nosotros mismos.
Para comprender un poco los cuatro elementos que he destacado en esta lección, las mismas están entre las cualidades más prominentes de un líder y que no necesitan del talento.
Habilidad de aprender
El deseo de escuchar, de aprender, y de aplicarse no es innato, pero cuando es cultivado, ayuda al crecimiento y al desarrollo del líder. En las palabras de Henry Brookss Adams; "La gente aprende mucho de quien sabe aprender". Busque y planee sus momentos para aprender. Haga preguntas intencionalmente para dibujar con profundidad la experiencia y el conocimiento de aquellos alrededor de usted. Mis mejores amigos son mis mejores profesores. Amo aprender, y me fascinan los individuos que tienen abundancia de sabiduría y les gusta compartirla. Como Beltasar Gracian dijo; "haga de sus amigos sus profesores y mezcle los placeres de la conversación con las ventajas de la instrucción." Encuentre los momentos para aprender y úselos entonces, usted realmente aprenderá a vivir. La gente exitosa ama aprender, distintamente que los menos exitosos.
Para los líderes exitosos, el aprender es tan necesario como respirar. Anhelan conocimiento y lo buscan a través de los libros, las conferencias, las conversaciones y las evaluaciones de las experiencias.
Para la gente sin éxito el aprendizaje es una carga y prefieren los caminos conocidos. Su hastío por el aprendizaje les impide su crecimiento y limita su influencia.
Iniciativa
La iniciativa es la fuerza interna que impulsa a los líderes a alcanzar grandes sueños. El padre y fundador de Estados Unidos, Benjamin Franklin, sostuvo la siguiente máxima: "Para tener éxito, hay que saltar rápidamente de las oportunidades a las conclusiones".
Los líderes con iniciativa tienen impaciencia para hacer que las cosas suceden. Tienen una actitud incansable y no se conforman con resultados promedio.
Una persona con iniciativa acepta la responsabilidad de su propia vida. Tal persona es autor de su propia historia. Elbert Hubbard dice; "el mundo concede los premios, el dinero y los honores, en una cosa y ésa es la iniciativa. ¿Que es iniciativa?. Se los diré. Es hacer las cosas correctas sin hablar mucho".
Las personas con iniciativa se inclinan hacia la acción.
Pasión
La pasión es un predictor intachable del éxito. ¿Cuántas personas que quieren cumplir metas carecen de entusiasmo?. ¿Cuántos grandes líderes que usted admira son indiferentes?. Una persona sin pasión no irá lejos antes y no tendrá esperanza de alcanzar grandes sueños. Por otra parte, una persona con pasión moverá montañas para ver su sueño hecho realidad. Una persona con gran pasión con el tiempo se convierte para un líder en la búsqueda de una visión.
Con respecto a la pasión, existen dos clases de personas, los alumbradores del fuego y los combatientes del fuego. El foco de los combatientes del fuego es ver lo que está mal de una idea, en vez de ver lo que esta correcto de esa idea. Estas personas poseen un espíritu dudoso y se resisten al cambio. Ellos adoran las palabras “si, pero…“. Siempre están encontrando defectos y humedecen el fuego dentro de si mismos y en todas las personas alrededor de ellos.
Evite los combatientes del fuego a toda costa, y en su lugar, busque a los alumbradores del fuego. Los alumbradores del fuego son valerosos. Ellos elevan y sostienen a otros en tiempos difíciles. Comparten sus triunfos, y estimulan a otros hacia grandes y mejores logros.
Las personas exitosas dan prioridad a sus compromisos apasionadamente. Rechazan la idea de vivir fuera de sus sueños. Cuando están en problemas generan perseverancia y barren las dificultades como una ola en el océano.
Coraje (valor)
El coraje o valor se pone a prueba cada día. Pensamos que el valor es requerido ante una situación de peligro o tensión, pero el valor es una virtud diaria, es necesario para vivir una vida sin pesares. En las palabras de James Harvey Robinson, “La grandeza es más que todo valentía. El coraje de escaparse de las viejas ideas y viejos estándares y de la forma "respetable" de hacer las cosas”.
Muchas razones agregan “el valor” a la lista de las cualidades admirables que existen aparte de talento. Necesitamos valor al buscar la verdad, aun cuando sabemos que esta pueda ser dolorosa. Necesitamos valor de cambiar cuando es más fácil seguir estando cómodo. Necesitamos valor de expresar nuestras convicciones cuando otros nos desafían. Necesitamos valor de aprender y de crecer, especialmente cuando al hacerlo exponemos nuestras debilidades. Necesitamos valor de tomar caminos elevados cuando otros nos tratan con maldad y nos colocan de último, necesitamos valor para liderizar cuando somos blanco de la crítica
Quizás pueda ser Miguel Cervantes quien resume mejor el valor: "El que pierde abundancia pierde mucho; él que pierde a sus amigos pierde más; pero él que pierde su valor pierde a todos".
Resumen
No hay substituto para el talento, pero existen suplementos de este, que pueden transformar un modesto talento en grandeza. Habilidad de aprender, iniciativa, pasión, y el valor son una muestra de las cualidades que dotan al talento de eficacia y que estimulan las habilidades medias para convertirse en historias extraordinarias de éxito.
No reduzca al mínimo el talento, sino magnifique las cualidades que pueden acompañarlo, y constrúyalas día a día.
John MaxwellConferencista Internacional, especialista en Liderazgo, fundador del INJOY Life Club®

viernes, junio 15

Una hora conmigo (no lo escribi yo)‏

Recluirse, o esconderse de los demás, no son cosas que se recomienden popularmente. Sin embargo, hace falta disponer de un "tiempo personal" para darse cuenta de muchas respuestas esenciales y de los talentos maravillosos que están dentro nuestro. Además del tiempo, es necesario tener la intención y las ganas, o el método adecuado para tenerlas. De ahí la gran importancia de una práctica continua de re-creación personal.
Hay quienes necesitan para estas prácticas de un contacto directo con la belleza, con la naturaleza o con las grandes obras de la humanidad. A otros, veinte minutos de silencio cruzados de piernas les permiten un viaje interior. Sea cual fuere la manera, son minutos que hay que encontrar cada día.
Un tiempo de soledad nos permite acceder a otras facetas de nosotros mismos porque nos transporta a otros ámbitos. Los momentos de creación son un buen ejemplo: escribir, pintar, dibujar o armar cosas. Incluso la fotografía y el video, u otras tecnologías, nos pueden hacer captar otros aspectos de la realidad en que nos movemos. El tiempo de la creación es muy personal y siempre nos quedará por expresar algo más, pero podemos comenzar por algo: una hora todos los días.
Quien dedique sólo una hora al día a algún proyecto, le estará destinando 365 horas al año, o sea el equivalente de más de 45 jornadas completas de trabajo de ocho horas cada una. ¡Esto agregaría un mes y medio de vida productiva a cada año de nuestra existencia! Y sin embargo, cuando se menciona una hora diaria de soledad para el cultivo de las propias facultades, muchos responden: "Estoy excesivamente ocupado. Trabajo todo el día y llego a casa rendido de cansancio. ¿De dónde voy a sacar esa hora?".
El frenético ritmo de la vida moderna, nos hace creer que los días no tienen horas suficientes para realizar nuestras aspiraciones... y así renunciamos a ellas. Sin embargo, el mundo está lleno de personas que -a fuerza de voluntad- han encontrado la manera de destinar una hora diaria a cultivar sus facultades creadoras. Paradójicamente, los individuos con mayor número de ocupaciones suelen ser aquellos que mejor se las arreglan, para disponer diariamente de una hora para disfrutar en soledad. La historia nos da ejemplos extraordinarios...
Crawford Greenewalt, cuando era presidente de la compañía química más grande del mundo, Dupont, todos los días destinaba cierto tiempo al estudio de los colibríes. Años después escribió un libro, "Hummingbirds" (el colibrí), calificado por los entendidos como obra clásica de historia natural.
Hugo Black, que llegó a Senador de los Estados Unidos sin haber pasado por una universidad, dejaba a un lado durante una hora al día, todos sus compromisos para dedicarse a leer en la biblioteca del Congreso. Profundizó en muchos campos, como la economía, la historia, la filosofía y la poesía y nunca abandonó aquella práctica, ni aún en sus días más ocupados como legislador. Posteriormente, cuando se le nombró magistrado de la corte suprema de los Estados Unidos, era uno de los hombres más eruditos del alto tribunal y todo un país se ha beneficiado de su vasta ilustración humanística.
Un griego llamado Nicholas Christodilos, mecánico de ascensores, se interesó en ciencia moderna. Todos los días después del trabajo y antes de sentarse a cenar, dedicaba una hora a estudiar textos de física nuclear y, a medida que fue entendiendo más claramente la materia, concibió varias ideas. En 1948 proyectó un acelerador de partículas que le pareció saldría más barato y tendría mayor potencia que los existentes. Lo mandó a la Comisión de Energía Atómica de los Estados Unidos para que lo probaran. Después de algunas modificaciones, funcionó en forma tan satisfactoria que su aplicación economizó unos 70 millones de dólares. Christofilos recibió dos premios: uno de 10,000 dólares en efectivo y otro que consistió en un empleo en el Laboratorio de Radiación de la Universidad de California.
En los años más difíciles de la guerra, Franklin Roseevelt se aislaba del mundo durante una hora y se encerraba con su colección de sellos de correo. Su ama de llaves, contó cierta vez que cuando Roosevelt llegaba aparecía demacrado, pálido y fatigado, pero que cuando salía, se habría dicho que resplandecía el mundo entero. Esas horas de soledad eran un tónico espiritual para el presidente norteamericano.
La mayoría de las personas que destinan una hora diaria a la soledad se consideran recompensadas por ello. Aunque no produzcan nada, al menos tienen la oportunidad de analizarse a sí mismas. Desde luego, es mucho más satisfactorio fijarse una meta determinada para cumplir en esa hora, pues una vez que se adquiere el hábito de trabajar por una inspiración, el horizonte de las realizaciones se dilata sin límites.
Un amigo trabajó cuarenta años hasta llegar a ser uno de los más prestigiosos abogados de su ciudad, pero había algo que anhelaba, algo que jamás había podido llevar a cabo en medio de su agitada actividad profesional..."Quiero cantar", me decía. Nunca había estudiado canto ni tenía razón alguna para suponerse capaz de grabar alguna vez un disco o presentarse en público. A pesar de todo, resolvió perfeccionar su voz durante una hora todos los días, por grandes que fueran los sacrificios que tuviera que hacer para disponer de esa hora. Lo que mi amigo tuvo que sacrificar fue parte de su sueño. Pues la única manera que tenía para darse una hora de tranquilidad, era levantarse antes de las cinco de la mañana y practicar hasta la hora del desayuno."Esa hora nunca me costó trabajo. Una vez que me decidí a cantar a esa hora ya no podía dormir, pues la misma ansiedad de practicar un nuevo tono o ensayar un nuevo estilo me despertaba todas las mañanas", confesaba años más tarde.
Usted se preguntará: ¿Tuvo éxito alguna vez? Podríamos decir que sí: su nombre nunca apareció en las marquesinas (lo máximo que alcanzó públicamente fueron presentaciones en cafés y animaciones de fiestas), sin embargo, la recompensa personal ha sido extraordinaria. "Nada me ha proporcionado mayor satisfacción que esa hora diaria de soledad", decía al respecto. Si se le ofrece -periódicamente- una oportunidad, toda mente humana es capaz de crear ideas.
La soledad es buena amiga de la imaginación. Lo importante es que nuestras horas de soledad sean productivas... y lo serán por el sólo hecho de ofrecernos, cuanto menos, un sentimiento de bienestar interior. Definitivamente, una hora de soledad diaria no es algo fácil de obtener y se necesita voluntad: primero para encontrar esa hora y luego para utilizarla sabiamente. Es bueno saber que nunca somos demasiado viejos para aprovechar esta hora diaria de aislamiento. Por el contrario, cuando nos acercamos a la vejez, nada mejor que cultivar el placer por la música, la lectura, o el arte. La sociedad requerirá menos de nuestros servicios y tendremos cada vez más tiempo. Será mejor, entonces, estar preparados para gozar de la compañía de uno mismo.
Actualmente, se sabe que la adquisición de nuevos conocimientos y habilidades retarda el envejecimiento. Además, es muy bueno para la autoestima saberse capaz de emprender algo nuevo o desarrollar un talento diferente.

viernes, junio 8

fracaso

El fracaso no significa que soy un fracasado; significa que todavia no he truinfado.
El fracaso no significa que no he logrado nada; significa que he aprendido algo.
El fracaso no significa que he sido un tonto; significa que tuve suficiente fe para experimentar.
El fracaso no significa que he sido un desgraciado; significa que me atrevi a probar.
El fracaso no significa que no lo tengo; significa que lo tengo de una manera diferente.
El fracaso no significa que soy inferior; significa que no soy perfecto.
El fracaso no significa que he desperdiciado mi tiempo; significa que tengo una excusa para comenzar otra vez.
El fracaso no significa que debo darme por vencido; significa que debo tratar con mas ahinco.
El fracaso no significa que nunca lo hare; significa que necesito mas paciencia.
El fracaso no significa que me has abandonado; significa que debes tener una mejor idea para mi.
Hay ciertas tormentas en la vida de la persona que contribuyen a que la actitud se estrelle. Estas tres tormentas que trato son predominantemente internas, no externas. Son parte de nosotros y deben ser tratadas constructivamente para que traigan paz y produzcan una actitud sana.
El temor al fracaso
La primera tormenta interna es: el temor al fracaso.
Hemos tenido muchas maneras de enfrentarnos con eso. Algunas personas son tan determinantes que dicen: «Si no tienes éxito la primera vez, destruye toda evidencia de que lo intentaste».
Fracaso: Lo escondemos, lo negamos, lo tememos, lo desconocemos, y lo odiamos.
Hacemos todo menos aceptarlo. Por aceptación no quiero decir resignación y apatía. Quiero decir entendimiento que el fracaso es un paso necesario hacia el éxito. El hombre que nunca cometió una equivocación nunca hizo nada.
Me gusta leer las vidas de los grandes hombres. Una realidad constante en todos es que experimentaron fracasos. En efecto, la mayoría de ellos comenzaron siendo fracasando.
Cuando el gran pianista polaco Ignace Paderewsky decidió estudiar piano, su profesor de música le dijo que sus manos eran demasiado pequeñas para dominar el teclado.
Cuando el gran tenor italiano Enrico Caruso presentó su solicitud para aprender canto, el maestro le dijo que su voz sonaba como el viento que silbaba por la ventana.
Cuando el gran estadista de la Inglaterra victoriana, Benjamín Disraeli intentó hablar en el Parlamento por primera vez, los parlamentarios le pidieron que se sentara y se rieron cuando dijo: «Aunque ahora me siente, vendrá el tiempo en el que me oirán».
Henry Ford olvidó poner una marcha de reversa en su primer carro. Thomas Edison gastó dos millones de dólares en una invención que demostró ser de poco valor.
Muy pocos lo hicieron bien la primera vez. Fracasos, repetidos fracasos, son las huellas que hay en el camino hacia el éxito. La vida de Abraham Lincoln demostró que la única vez en que no se fracasa es cuando se hace algo y da resultado. Podemos y debemos «caer» e irnos de bruces hacia el éxito.
Aceptar el fracaso en el sentido positivo, es algo efectivo cuando usted cree que el derecho a fracasar es tan importante como el derecho a triunfar. La mayoría de las personas rara vez valoran su buena salud, hasta que se enferman. El experimentar los problemas nos da un gozo más grande en nuestro progreso si aceptamos el fracaso como un proceso importante para llegar a nuestra meta.
Es imposible triunfar sin sufrir. Si tiene éxito y no ha sufrido, es que alguien ha sufrido por usted; y si está sufriendo sin tener éxito, tal vez alguien tendrá éxito por usted. Pero no hay éxito sin sufrimiento.
Unos años atrás, hablando en Dallas, hice una encuesta entre líderes de iglesias, preguntándoles: «¿Qué es lo que les impide hacer una gran obra para Dios? La respuesta general fue: «El temor al fracaso». Inmediatamente les hablé sobre el fracaso. Mi mensaje de clausura en una conferencia donde los pastores habían visto y oído historias de éxito, fue sobre: «fallas, fracasos y meteduras de pata». Todo el contenido de ese discurso de cuarenta y cinco minutos consistió en un relato de todos mis programas que habían fracasado. La audiencia rió histéricamente mientras confesaba abiertamente mis muchas equivocaciones. ¿Por qué? Había reconocido el fracaso y les había dado permiso para hacer lo mismo.
Reuben Welch, autor de En verdad nos necesitamos el uno al otro, dijo simplemente nos preocupamos de sobrevivir y conservar el status quo, defendemos una reputación que reprime el progreso y llega a ser autolimitante. Después de oír ese mensaje hice una placa que decía: «No tengo que sobrevivir solamente».
Nuestro Señor no sólo enseñó esta verdad sino que también la demostró. Dijo que morir, no vivir, era la clave para la efectividad (véase Jn 15.13). Demostró esta verdad en el Calvario. Se convirtió en un ejemplo visible de sus palabras. Ciertamente el «síndrome de supervivencia» no era parte de la vida de Jesús.
El apóstol Pablo lo entendió en su vida (véase Gl 2.20).
Tertuliano, un apologista del segundo siglo, se refirió al asunto de sobrevivir, durante los primeros años de la historia de la iglesia. Algunos cristianos hacían ídolos como profesión. Cuando habló con ellos le dijeron: «Debemos vivir». Tertuliano les devolvió la pregunta: «¿Deben ustedes vivir?» ¿Cuál era su punto de vista? Que es más importante obedecer a Dios que preocuparse de sobrevivir.
Tal vez las palabras de William Arthur Word nos animarán a no pensar en «sobrevivir» y por eso perder nuestro temor de fracasar:
Si usted es sabio, olvídese de la grandeza. Olvide sus derechos, pero recuerde sus responsabilidades. Olvide sus inconveniencias, pero recuerde sus bendiciones. Olvide sus propios logros, pero recuerde su deuda con los demás. Olvide sus privilegios, pero recuerde sus obligaciones... olvídese de la grandeza.
Corra el riesgo. Trepe y súbase a la rama donde está el fruto. Muchas personas están todavía abrazadas del tronco del árbol, preguntándose por qué no reciben el fruto de la vida. Muchos líderes potenciales nunca lo logran porque se quedan atrás y dejan que otro corra el riesgo. Muchos receptores potenciales nunca recibieron nada porque no dieron un paso fuera de la multitud y lo pidieron. Santiago nos dice: “No tenemos porque no pedimos”. En realidad no pedimos porque tememos el rechazo. Por eso no corremos el riesgo.
Reír es correr el riesgo de parecer tonto.
Llorar es correr el riesgo de parecer sentimental.
Acercarse a otro es correr el riesgo de involucrarse.
Demostrar sus sentimientos es correr el riesgo de demostrar su verdadero yo. Poner sus ideas, sus sueños, delante de la gente es correr el riesgo de perderlos. Amar es correr el riesgo de no ser amado. Vivir es correr el riesgo de morir. Esperar es correr el riesgo de desesperar.
John C. Maxwell

domingo, junio 3

Ojos que no ven Corazón que no Siente: Cuando Somos Víctimas del Autoengaño‏

Estas personas prefieren creer que todo marcha a la perfección en su vida antes de cerciorarse si efectivamente es así. Rara vez se evalúan para mejorar su rendimiento y su filosofía es: “Ojos que no ven, corazón que no siente”. Prefieren evitar la auto evaluación, para no tener que tomar decisiones. Por esta razón, odian que se les recuerde lo que tienen que hacer.
¿Te has detenido a examinar cuál es la validez de este conocido refrán? Si lo analizas con detenimiento, te darás cuenta que la lección que pretende enseñar es que la mejor manera de evitar sufrir es vivir en la ignorancia, porque, después de todo: “Ojos que no ven, corazón que no siente”.
Sin embargo, no te imaginas cuántas veces he escuchado este refrán de personas que prefieren no ir al médico a pesar de las dolencias que les aquejan, influenciadas por esta absurda idea; o padres que no se atreven a preguntarle a sus hijos si algo anda mal, por miedo a lo que puedan escuchar.
Puedes ir por la vida engañándote y convenciéndote a ti mismo de que todo anda bien, o puedes hacerle frente a aquello que sabes que debes cambiar, cambiarlo y asegurarte que todo anda bien.
Así que decide hoy mismo dejar de ser víctima del autoengaño y realizar una autoevaluación honesta y específica para saber donde te encuentras en este momento en cada una de las áreas de tu vida.
Determina en qué áreas de tu vida necesitas cambiar y mejorar. ¿Qué cosas te has venido diciendo que sabes que no son exactamente ciertas, pero que te ayudan a justificar tu mediocridad? ¿Qué puedes empezar a hacer hoy mismo que te permitirá incrementar tu productividad personal? ¿Qué malos hábitos tienes que eliminar? Yo sé que esto no es algo que nos guste hacer o que nos resulte placentero, pero necesitamos hacerlo, si de verdad deseamos vivir una vida productiva.
El autoengaño hace que muchas personas prefieran no darse por enteradas de sus problemas para no tener que lidiar con ellos. El problema con esto es que muchas de ellas posponen tener que enfrentar sus problemas, hasta que ya es demasiado tarde. No permitas que esto te ocurra a ti.
Camilo CruzCientífico, Escritor, Consultor y Conferencista Internacional, Catedrático Universitario, Hombre de Negocios