viernes, octubre 31

Cómo vencer angustias y temores (3° Parte)

Hola Gente!!! Les dejo la tercer parte del tema… que mas agregar… que les ayude a vivir mejor y recuerden que solo ustedes podrán salir de cada una de estas cosas… si con ayuda profesional pero solo ustedes toman la decisión y solo ustedes la mantienen hasta el final, que Dios les renueve las fuerzas cada día hasta que alcancen la libertad sobra cada una de estas áreas en sus vidas!!!

A ser feliz!!!

Cariños

Claudia


Cómo vencer angustias y temores (3° Parte)

B. Miedo al rechazo

El miedo al rechazo se produce muchas veces en la infancia. Desgraciadamente, hay padres que no dedican suficiente tiempo a sus hijos, por estar ocupados en otras cosas o porque en el fondo no los quieren. Un niño en este ambiente sufre tremendamente el abandono de sus padres y va desarrollando un sentimiento de que no vale nada. Desde su infancia, entonces, se produce en esa criatura un gran complejo.

También se puede cultivar ese miedo en el ambiente escolar. Si un niño tiene algún defecto físico o algún problema de ajuste mental, puede ser rechazado y ridiculizado por sus compañeros o su maestra.

Luego en la adolescencia, el sentimiento de rechazo puede cultivarse por desengaños amorosos u otras desilusiones en el campo afectivo que se convierten en traumas.

El miedo a ser rechazado produce parálisis en el campo de la afectividad y hace que la persona se repliegue y se aleje cada vez más del contacto social. Cuando una persona ha sido muy golpeada en la infancia, adolescencia o juventud, se desilusiona mucho y eso le produce un tremendo miedo a ser rechazado, porque quienes deberían quererlo no lo hacen. La persona se esconde dentro de una timidez o reacciona muy anormalmente cuando está en grupo; siente mucha angustia cuando tiene que enfrentar situaciones en las que debe encontrarse con otros seres humanos. Entonces, su actitud no es espontánea y tiene dificultad en comunicarse con las demás personas, esquiva la mirada de los demás, guarda sus ideas y no habla. Por esto, pierde numerosas oportunidades para cultivar amistades y establecer relaciones afectivas. Esto empobrece a la persona humanamente, porque nadie puede crecer integralmente sin el contacto permanente y profundo con otros seres humanos con quienes pueda dialogar, comunicarse y convivir.

El miedo al rechazo también puede provocar que una persona, aún con muchas cualidades, no pueda funcionar plenamente en su oficio o profesión.

La persona que teme ser rechazada provoca rechazo por su manera de hablar y comportarse en grupos y en sus relaciones interpersonales. Su forma anormal de reaccionar provoca a su vez más rechazo y se convierte en un círculo vicioso. Además, muchas veces la persona afectada aumenta la magnitud del rechazo normal (que todos experimentan en un momento u otro de su vida) y lo convierte en algo monstruoso. Muchas veces, la persona confunde una simple mirada con una mirada mal intencionada, confunde un tono de voz un poco subido con una ofensa y un gesto un poco brusco con un desafío o una humillación terrible. Las "víctimas" de este miedo actúan siempre a la defensiva y se convierten en personas hipersensibles. La hipersensibilidad las torna agresivas y hasta capaces de causar daños físicos o mentales a otras personas. Con el tiempo, puede aparecer una especie de demencia y deseo de venganza, de hacer daño y de aniquilar a todo el mundo.

El rechazo ficticio que la persona elabora en su mente como resultado de traumas sufridos en su pasado, produce el rechazo real de las personas con las que se relaciona y lo obliga a retirarse aún más de la sociedad. Esto impide que dé mucho más de lo que puede dar y la persona experimenta una terrible soledad.

La persona que siente miedo a ser rechazada deforma la realidad, ve monstruos por todas partes y se convierte en un ser peligroso. Son personas difíciles en su trato en cualquier situación: en el trabajo, en las comunidades, en los apostolados y en el matrimonio.

El miedo al rechazo empobrece al ser humano, aniquila su afectividad, lo convierte en un ser raro, anormal, enfermizo y provoca que sienta más y más odio por la sociedad.

Para vencer el miedo al rechazo, hay que tomar en cuenta que en la vida unos son aceptados y otros no y hacer el esfuerzo de comprender a las demás personas. Vivimos en una sociedad enferma y bastante agresiva, donde muchas personas han sido afectadas y golpeadas y están siempre a la defensiva. Muchas veces cuando la persona se cree rechazada por alguien es porque esa persona tiene sus propios problemas que la hacen actuar de esa manera.

Piense positivamente que, a veces, el que tiene problemas no es usted sino la otra persona. Mantenga una autoimagen muy positiva y no permita que estas cosas le afecten. Convierta el rechazo en un reto: ¡llénese de amor! Presente su mejor imagen y pruebe a ver qué vencerá: el amor o el odio. Mejórese más, pula su personalidad, llénese de amor y conquiste esos corazones que supuestamente le rechazan. Hágale ver a los demás que usted sí los acepta y los quiere tal y como son, ya que hay muchos otros que están igualmente temerosos al rechazo.

Lo más importante para vencer el miedo al rechazo es sentirse seguro de que hay alguien que lo acepta a usted totalmente, tal y como es: Dios, el Señor. El le ama por encima de todo y eso le debe bastar, aunque ninguna otra persona le ame en la vida. Además, eso es imposible, ya que siempre habrá una persona que le ame si usted ama. No tema a nadie y rompa barreras; conquiste corazones siendo dulce y transparente en sus acciones. Guarde sus armas, muestre al mundo su

corazón lleno de amor y demuestre su aceptación y amor por Dios y por los demás.

C. Miedo al futuro

El miedo al futuro paraliza y produce angustia porque impide vivir lo único que tenemos que es el día de hoy. El miedo al futuro o a lo que pasará mañana es un miedo a la incertidumbre, a lo sorpresivo y misterioso. Puede sentir miedo a enfermarse algún un día, miedo a que se le muera un hijo, a perder el trabajo, a una guerra mundial o al fin del mundo. Mucha gente se olvida del presente y no vive ni disfruta nunca un día por estar su mente y su corazón puesto en un futuro incierto, misterioso y dramático. Estas personas piensan que el futuro le va a arrebatar todo lo que tienen y se enferman por estar angustiadas pensando en el mañana. El miedo al futuro es en realidad el ladrón del presente; le impide ser usted mismo y sacarle al presente toda la felicidad que puede brindarle.

Si usted pone bien las bases y siembra la semilla buena, lo que haga en el presente es lo único que tiene en sus manos con seguridad y que le podrá producir un futuro mejor.

¡Confíe en Dios! El tiene en sus manos la vida, la muerte, el futuro, el presente y el poder para transformar la historia. Dios es fuerte, vigoroso, sabio y vencedor de la muerte. El sabe cómo manejar todas las situaciones. Confíe en El, quien por encima de Su justicia es nuestro Padre, nos ama y no nos abandonará nunca. Si El creó el mundo, no lo va a dejar huérfano y abandonado.

Deposite en Dios toda su preocupación y trabaje lo más que pueda en el presente para que su futuro sea mejor. De acuerdo con sus posibilidades, influya lo más que pueda en la sociedad para que mañana sea mejor que hoy a nivel social, económico, político y religioso. Es decir, conviértase en protagonista activo de la historia y no en alguien que, por miedo, se queda paralizado y no hace nada. No sea un simple espectador esperando un futuro terrible. Dios quiere que usted viva plenamente su presente y actúe hoy para tratar de evitar en algo lo que usted cree que puede ocurrir mañana.

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.

Sitio Web: Un mensaje al corazón


Isaías 44:3
Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos.

Hebreos 12:11-13
Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella. Por tanto, renueven las fuerzas de sus manos cansadas y de sus rodillas debilitadas. «Hagan sendas derechas para sus pies», para que la pierna coja no se disloque sino que se sane.

Isaías 40:31
pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.

lunes, octubre 27

Cómo vencer angustias y temores (2° parte)

Hola Gente!!! Feliz comienzo de semana, acá les dejo la segunda de cuatro… espero les sea de ayuda, tanto si es para ustedes o para otros… desde acá un cariños grande y los mejores deseos!!!

Claudia

Cómo vencer angustias y temores

B. Educación negativa, traumas y frustraciones a temprana edad

La educación negativa definitivamente influye como causa de la angustia. Hay situaciones de angustia que empiezan a desarrollarse en nuestra infancia, niñez, adolescencia o juventud. Nacer y crecer en una familia que experimenta ansiedad y en la que a menudo se vive angustiado causará que los niños se desarrollen con ciertas deficiencias en cuanto a su educación. Una educación negativa, donde el padre o la madre ha estado consciente o inconscientemente inyectando ansiedad a sus hijos, los condiciona a sufrir diferentes grados de angustia, que no se resuelven hasta que se descubren las causas y se somete a la persona, ya adulta, a una terapia profunda.

La educación en el hogar es clave para el bienestar mental de una persona. Los niños no tienen formado aún su juicio crítico; son como esponjitas que todo lo asimilan. Un niño no puede analizar que su madre es una mujer nerviosa y angustiada. El niño solamente puede deducir que lo que la madre o el padre sufre y teme debe ser verdad porque esos son sus padres. Entonces, el niño aprende a tener miedo de las mismas cosas que sus padres temen. Es terrible que los padres inyecten ansiedades a sus niños y los programen a estar siempre sobresaltados y angustiados.

C. Cultivo de miedos irracionales

Los miedos probablemente tienen cierto fundamento real, pero luego se pueden volver irracionales. Cuando es así, la persona pierde la medida o magnitud de esa realidad inicial y se produce una reacción obsesiva que daña el organismo. Los miedos irracionales aturden y con el tiempo se pueden convertir en fobias que pueden activar sentimientos de angustia. Las personas que sienten miedos los "viven" como si fueran realidad, lo cual los va agotando y destruyendo. Los miedos también pueden provocar o anticipar acontecimientos negativos, si se viven muy intensamente.

Hay ciertas personas que no sufren angustia porque tienen razones profundas por qué vivir, pero nunca han podido superar ciertos miedos irracionales. Realmente, es muy fácil cultivar miedos irracionales, ya que no hemos sido educados para vivir mejor, sino para saber más de matemáticas, ciencias, inglés, geografía y demás, o para vestir bien, para no gritar o no gastar mucho dinero. Como tampoco hemos sido evangelizados a nivel profundo y al no existir una base sólida que dé fundamento a la sociedad, o sea en base al Evangelio, cualquier miedo irracional se puede meter fácilmente en el alma y producir angustia. Por eso, es difícil encontrar personas que no sufren angustia. Se puede decir que todos estamos enfermos ya que vivimos en una sociedad enferma y neurótica.

Los miedos deforman la realidad cuando se experimentan irracional y obsesivamente y producen cierto desequilibrio y depresión. Por el efecto dañino que causan los miedos, hemos identificado 14 tipos diferentes de miedos que analizaremos para descubrir cómo superarlos y vencerlos.



IV. LOS MIEDOS
Los miedos muchas veces tienen su origen en la realidad de las cosas que acontecen, pero hacen un daño terrible cuando por diversas circunstancias se convierten en una obsesión para el que los siente. Cuando los miedos pierden su sentido real, se transforman en auténticos monstruos mentales que causan mucho daño. Si los miedos no son bien controlados, se desbordan y producen una angustia terrible.

En general, los miedos obsesivos producen una terrible angustia, sobre todo cuando no se aprenden a dominar. Los seres humanos son mucho más irracionales de lo se piensa porque en muchas de las cosas que hacen, actúan sin pensar y sin razón. Mientras las personas no racionalicen los miedos, seguirán angustiados.

Hemos seleccionado y resumido los principales miedos, tomando las ideas de varios autores diferentes, y se los presentamos a continuación. Ataquemos de frente estos miedos irracionales para poder vivir una vida más plena, como Dios quiere.

A. Miedo al fracaso

El miedo al fracaso paraliza e impide actuar. Este miedo a no triunfar en una determinada empresa que nos hemos dispuesto a realizar en cualquier campo de la vida, puede producir desequilibrio emocional y angustia. Este miedo se produce muchas veces porque la persona tiene una visión irreal de la vida, en la que piensa que todo le tiene que salir bien, que su camino tiene que ser amplio, tranquilo, cómodo, feliz y sin problemas. No concibe que en la vida puede ocurrir algo negativo. Con esa manera de pensar, la persona no está preparada para el fracaso y cualquier cosa negativa que le ocurra se convierte en una tragedia. Cuando una persona tiene este tipo de pensamiento en su subconsciente y está convencido de lo que piensa, se paraliza, se limita en su acción y se convierte en un ser mediocre que nunca será algo grande en la vida, ni realizará algo que en verdad valga la pena. Esa persona hará solamente aquello que no conlleve ningún riesgo que le pueda llevar al fracaso.

La persona que piense así, al situarse ante cualquier posible fracaso o algo que implique cierto riesgo, inmediatamente comenzará a angustiarse. Su angustia puede llegar a ser tan grande que su reacción será huir. Si no puede huir, comenzará a volverse agresivo y atacará el obstáculo que tenga en el camino, que bien puede ser el motivo de su fracaso. La huida y la agresividad son sus dos opciones. Ambas reacciones son primitivas e instintivas y causan que la persona actúe irracionalmente.

¿Qué hacer ante el miedo al fracaso?

Todo ser humano debe tener conciencia clara de que en la vida se triunfa y se fracasa; se tiene éxito y se cometen errores; se alcanzan cumbres y se cae en abismos. Cuando uno se esfuerza por alcanzar ciertas metas, en esa lucha habrá una mezcla de éxito y fracaso, lo que nos mostrará con más claridad el camino que se debe tomar para triunfar. Ser realista y tener una visión objetiva de la vida preparará al ser humano para tomar con serenidad un posible fracaso. El éxito servirá de estímulo para seguir adelante y el fracaso servirá de lección para no volver a hacer lo mismo.

Para vencer el miedo al fracaso, hay que aceptar que todo en la vida tiene un riesgo. No hay nada bueno en la vida que para conseguirse no conlleve el riesgo de perderlo. Hay que estar preparado para asumir ese riesgo si se quiere conseguir algo bueno.

Otro paso importante para vencer el miedo al fracaso es seguir adelante sin pensar demasiado. Cuando se está convencido de que lo que se quiere obtener es algo bueno, debe ponerse rápidamente en acción. Una vez que empiece, estará tan ocupado trabajando que se olvidará del miedo. Después se dará cuenta de que gran parte del miedo era irracional. Al descubrir esto, empezará a adquirir confianza en sí mismo y en esa medida irá desapareciendo el miedo a fracasar.

La historia de nuestro Señor Jesucristo puede verse como un fracaso. Pero de su "fracaso" brotó el éxito y esa es la gran lección de la Cruz de Cristo. Del aparente fracaso de Jesús, que fue Su muerte en la Cruz, brotó el mayor triunfo: Su Resurrección que venció a la muerte.

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.

Sitio Web: Un mensaje al corazón

Salmos 9:9
Jehová será refugio del pobre, Refugio para el tiempo de angustia.

Salmos 34:6-8
Este pobre clamó, y le oyó Jehová, Y lo libró de todas sus angustias. El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, Y los defiende. Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él.

viernes, octubre 24

Cómo vencer angustias y temores

Hola Gente!!! Encontré este articulo y me gusto mucho, solo que es largo así que se los iré enviando por partes…

Cuando leen las cosas que les envío por ahí no están del todo de acuerdo, por esta razón les quiero decir que tomen lo que crean les sirva para vivir mejor.

La Biblia dice “escudriñarlo todo y retener lo bueno” así que con cada cosa que les envíe hagan eso, no todos estamos en la misma situación, cada uno pasa por diversos momentos, por esto, solo tomen lo que necesiten para estar mejor y lo demás déjenlo correr y así con todo en la vida, tomen lo que necesiten para el día de hoy, ya Dios proveerá para mañana.

Como en la antigüedad… el pueblo judío debían recoger el mana solo para ese mismo día, cuando recogían ese mismo día doble porción, guardando para el otro día, al otro día ese mismo mana estaba podrido…

Así que vivamos el hoy, planeando el mañana, ya que no sabremos si viviéremos o moriremos, eso solo lo sabe Dios.

Cada día tiene su propio afán, así que vivamos cada día superándonos, creciendo para vivir felices. Disfrutemos de las cosas que hoy tenemos sin afanarnos por las que no alcanzamos todavía… y planeando, no afanándonos, por las que vamos a vivir mañana…

Cariños



Claudia



Cómo vencer angustias y temores



CONTENIDO



I. ¿QUE ES LA ANGUSTIA?


II. SÍNTOMAS DE LA ANGUSTIA
A. Sensación de peligro inminente
B. Impresión de desorganización o impotencia
C. Sensación de irrealidad
D. Síntomas físicos


III. CAUSAS DE LA ANGUSTIA
A. No tener un sentido profundo por qué vivir
B. Traumas, educación negativa y frustraciones
a temprana edad
C. Cultivo de miedos irracionales



IV. LOS MIEDOS
A. Miedo al fracaso
B. Miedo al rechazo
C. Miedo al futuro
D. Miedo al pasado
E. Miedo al qué dirán
F. Miedo al éxito
G. Miedo al ridículo
H. Miedo a la enfermedad
I. Miedo al dolor
J. Miedo a la vejez
K. Miedo a la muerte
L. Miedo obsesivo a Dios
M. Miedo a perder algo importante
N. Miedo a fantasmas
O. Miedo a uno mismo

V. CONSEJOS PARA PREVENIR LA ANGUSTIA



1. ¿QUE ES LA ANGUSTIA?


La angustia se define como una intranquilidad o desazón ante un peligro o una desgracia, acompañada de un sufrimiento intenso. La angustia es una reacción profunda en el ser con manifestaciones físicas a situaciones o causas que realmente no tienen por qué provocar esa reacción.

El ser humano en realidad es muy flexible y tiene una gran capacidad para soportar problemas, que incluso es mayor de lo que él cree. Puede ser golpeado de muchas maneras por la vida y permanecer en pie ante cualquier circunstancia, si tiene razones profundas por las que vivir y morir. Si una persona encuentra razones concretas por qué vivir y luchar, puede experimentar, sufrir y aguantar toda clase de sufrimientos y dolores, más allá quizás de ciertos parámetros establecidos, y permanecer firme para superar las situaciones en las que se encuentra.

II. SÍNTOMAS DE LA ANGUSTIA


Las personas que sufren crisis de angustia pueden tener uno o más de los siguientes síntomas:

A. Sensación de peligro inminente
La persona siente una sensación de que está en peligro inminente, sin que exista una situación u objeto amenazante.

B. Impresión de desorganización o impotencia
La persona tiene la impresión de que no puede hacer absolutamente nada en contra del miedo que siente. Se siente impotente ante la situación que le amenaza.

C. Sensación de irrealidad
La persona admite que lo que siente es realmente absurdo, pero sigue sintiendo la misma sensación de angustia ante la cual no puede hacer nada. O sea, la persona sabe que es absurdo pero cree que es verdad.

D. Síntomas físicos
En una crisis de angustia, la persona puede sentir uno o más de los siguientes síntomas físicos:

1. Palidez, jadeo, temblor, sudor o palpitaciones
2. Sensación de que algo le oprime y le hace mucho daño
3. Dificultad para respirar
4. Confusión y agitación como si estuviera inmersa en una especie de niebla
5. Inamovilidad y paralización, a la espera de una catástrofe inminente y presa de un pánico incontrolable
6. Apariencia ante los demás como si estuviera loco o fingiendo el malestar que siente
Sin embargo, las crisis de angustia son reales, auténticas y los que la padecen sufren terriblemente. La situación de crisis puede empeorar considerablemente si se mezcla con licor o drogas.


III. CAUSAS DE LA ANGUSTIA


Los sentimientos de angustia pueden ser causados por las siguientes situaciones:


A. No tener un sentido profundo por qué vivir
Cuando el ser humano está desorientado, no tiene claro por qué vive o sufre, no tiene metas definidas ni encuentra sentido a su vida y sufre sin saber por qué. En este estado, lo atacan fácilmente miedos irracionales y toda su energía vital, su fuerza interna profunda, que en sí es positiva y buena porque viene de Dios, se diluye y se diversifica y la persona no puede gobernar su propio ser. Si una persona es incapaz de dominarse, su cuerpo es invadido por energía negativa, descontrolada y desequilibrada que ataca sus órganos vitales y los destruye. Sus fuerzas internas descontroladas se convierten en negativas y pueden aniquilarlo poco a poco. Sobrevienen, entonces, reacciones somáticas que se manifiestan en problemas cardíacos, estomacales, intestinales, nerviosos, y otros.

Cuando la persona no tiene razones profundas por qué vivir ni causas por qué sufrir, y se encuentra alejado de Dios, su capacidad de resistir se limita muchísimo más, puede quebrarse fácilmente y de allí viene la angustia.

La angustia proviene, pues, de una rebeldía interna. Esa es la razón por la que las personas se enferman tanto; padecen mucho más de lo que tendrían que padecer físicamente y ciertamente se desgastan por el mal uso de la energía positiva interna que Dios les ha dado.

La angustia no es la única causa de enfermedades, porque el mundo del ser humano es sumamente misterioso y la medicina misma no es capaz de descubrir todos los orígenes de las enfermedades. Pero ciertamente se puede decir que el ser humano se desgasta y enferma porque no utiliza bien su energía o sencillamente no la usa.

Todo lo positivo y bueno que tiene el ser humano, que es creación de Dios, puede destruir su mente y su cuerpo si no se controla. Nadie puede ser dueño de sí mismo si no se conoce profundamente ni sabe para qué está en este mundo. Como respuesta interna a esta situación de estar alienado y dormido, aparece una angustia vital y existencial, una sacudida profunda del alma, del ser interior, que desequilibra la mente y el cuerpo del ser humano. Esa fuerza interna, que no ha sido bien encauzada ni gobernada, sale anárquicamente de mil maneras, como un caballo desbocado que golpea el cuerpo y el alma del ser humano, destruyéndolo física y emocionalmente. La persona se empieza a alterar y angustiar, y no logra entender qué es lo que le está pasando. Lo que sucede es que su energía vital está padeciendo anarquía profunda.

La capacidad de sufrimiento del ser humano tiene como fundamento el poder creador de Dios, quien nos hizo a Su imagen y semejanza. Si la persona cuenta con el auxilio y el poder de Dios, y se apoya en la fuerza divina que proviene del Señor, su capacidad de trabajo y de sufrimiento es, en verdad, casi ilimitada y su reacción ante las circunstancias adversas de la vida es mucho más positiva.

Uno de los problemas del ser humano es la mediocridad. El mundo es de aquel que es capaz de dar a la gente razones por las que vivir. Un buen ejemplo de ésto fue lo que sucedió en Alemania antes de la segunda guerra mundial. En ese tiempo, Alemania era una nación moderna que tenía grandes potencialidades; estaba llena de vitalidad, entusiasmo y riqueza cultural. Esa nación fue tomada por una persona anormal que, tristemente, le inyectó razones equivocadas por las que vivir y morir que la lanzaron a una hecatombe. El pueblo Alemán no tenía un núcleo vital, un por qué vivir y morir, no había sido educado en el sentido más profundo del término (es decir evangelizado) y carecía de jerarquía en sus valores morales. La locura de Hitler alzó a ese pueblo a una lucha irracional, infundiéndole, inteligentemente, sus propias razones torcidas por las que luchar. El no comprendió que era imposible combatir contra el mundo entero, vencerlo, adueñarse de todo y crear otro imperio romano. Si Hitler hubiera sido un hombre cuerdo, positivo, auténtico y equilibrado, probablemente Alemania hubiera dado al mundo un impulso de progreso mucho más grande que el de Japón.

Esta es una prueba de que el mundo está hambriento de razones profundas por qué vivir y morir. Todo ser humano necesita encauzar la energía maravillosa dada por Dios para poder vivir, luchar y morir. Mientras más encauza su energía por senderos positivos y buenos, más plenamente vivirá. Muchos grandes artistas, pintores, políticos, músicos, descubridores, científicos y líderes religiosos han vivido muchos años más de lo normal por su apasionamiento y entrega a una causa profunda, sea sus cuadros, su música, su economía o su Dios. La vida se alarga mientras uno está más entusiasmado luchando por algo grande.

Hendel pasó 24 días encerrado, casi sin comer ni dormir, inspirado, apasionado, creando el Aleluya, que es una obra inmortal y maravillosa, que se ha cantado y ejecutado en todas partes del mundo. Este músico por vocación estaba impactado, motivado, entusiasmado y convencido que esta obra era grande y valía la pena. Muchos artistas de esa época morían de hambre, pero se puede decir que sus obras eran su razón por qué vivir y por qué morir y quedaron como herencia valiosísima que hoy día se venden por muchos miles de dólares.

Cuando el ser humano trabaja de esta manera, no sufre de angustia, taquicardia o dolores de cabeza, cuello, nuca o estómago. Su energía esta bien encauzada, todo su cuerpo funciona bien y está en armonía.

Cada ser humano fue hecho increíblemente bien por Dios, con un caudal grande e impresionante de energía y capacidad para trabajar diez, doce o más horas al día. Si usted se encuentra apasionado y entusiasmado con su trabajo, puede trabajar por mucho más tiempo y al final se sentirá muy satisfecho y tranquilo. En cambio, la falta de motivación, entusiasmo y apasionamiento causará que usted trabaje muy por debajo de su capacidad y se sienta agotado. Usted tomará su carrera o profesión simplemente como un medio para vivir y comer y no para desarrollarse plena e integralmente. El desperdicio de la energía maravillosa que Dios le ha dado provoca muchas neurosis, conflictos emocionales, problemas físicos, angustia y cansancio.

La angustia aparece cuando no existe una razón profunda por la que usted deba vivir o morir. Significa que usted no está convencido y enamorado de lo que está haciendo. La angustia es, en parte, como un fenómeno mental y físico de desorientación y alarma que nos anuncia que las cosas no andan bien. También es un signo de vagancia de nuestra sociedad de opulencia, donde todo es fácil, todo está programado, establecido y asegurado y no hay que sacrificarse demasiado. Las personas son poco creativas y actúan como robots, subsistiendo pero nunca rindiendo al máximo. Se convencen que no nacieron para sufrir sino para vegetar y vivir tranquilos, sin

dificultades, o sea como un adorno. En estas circunstancias, siempre encontrarán una manera de estar toda la vida simplemente descansando. La angustia es consecuencia clara de no descubrir por qué razón está usted vivo en este mundo. Es como un vacío existencial en el que la persona se encuentra desorientada y no ha descubierto aún el papel que ha venido a desempeñar en esta vida.

A Dios le tiene que doler cómo está el mundo y cómo ha ido evolucionando, porque la cantidad de vagos es realmente impresionante. El cuerpo de Cristo, que es la Iglesia y somos todos nosotros, tiene la sagrada misión de crear un mundo verdaderamente maravilloso con razones profundas y auténticas por las que vivir y morir. Tenemos que fortalecer el espíritu misionero de la Iglesia y el amor a la humanidad para entregarnos en cuerpo y alma a conquistar este mundo para Dios.

Mt 6:25-34

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.

martes, octubre 21

La personalidad obsesiva

Hola Gente!!! Buen comienzo de semana!!! Muchas veces las obsesiones no se ven a simple vista pero en nuestra intimidad, en nuestro interior, están haciendo su trabajito de llenarnos de pensamientos que solo nos demorar en el camino de lograr lo que deseamos… nos retrasan y no nos damos cuenta… espero que si eso les esta sucediendo las puedan descubrir y ahogarlas para que no vuelvan a estorbarles y así podamos día a día librarnos del peso que hace que esta vida se vuelva por momentos desde monótona hasta tan pesada que se nos cruza por la cabeza librarnos de ella, si esta idea de suicidio se te ha cruzado o conoces a quien se le haya cruzado no lo dejes pasar busca urgente ayuda o ayuda, ya que este es el primer consejo que dan los que estudian y atienden casos de suicidios… será, obviamente, porque cuando esto sucede no hay forma de solucionarlo, ya es tarde, en cambio todas las demás obsesiones se pueden tratar de una manera u otra. No es que sea fácil pero hay oportunidad todavía, hasta el último aliento de vida de dar pasos hacia delante, cambiar actitudes y lograr sueños.

Cariños

Claudia

La personalidad obsesiva

Existen muchos tipos de obsesiones y la intensidad con que se manifiestan varía de unas personas a otras. De ahí la importancia de conocer en qué consisten este tipo de trastornos, qué manifestaciones tienen y qué se puede hacer para no permitir que se instauren en nuestra personalidad de forma permanente.

¿Qué son las obsesiones?

Las obsesiones son pensamientos e ideas absurdas que irrumpen en la mente de las personas de forma recurrente, produciendo malestar e inseguridad. Lo que en un principio es una simple frase o idea que aparece de forma esporádica, puede acabar convirtiéndose en el único pensamiento que se tiene a lo largo del día, llegando a ocupar demasiado tiempo en la vida de una persona.

La mayoría de las veces, las obsesiones vienen acompañadas por actos repetitivos, que se llevan a cabo con la idea de acabar con la ansiedad que producen los pensamientos obsesivos. A estos actos se les denominan compulsiones.

Por ejemplo, una persona puede tener como obsesión la duda de sí se habrá contagiado de alguna enfermedad al tocar algo con la manos. En este caso el pensamiento que le atormenta es la idea de coger alguna enfermedad, por consiguiente, para calmar la ansiedad que le produce este pensamiento lo que suele hacer es lavarse continuamente las manos. Este acto de lavarse continuamente las manos sería la compulsión.

Es muy difícil poder controlar y desechar las obsesiones y las compulsiones. Las obsesiones más frecuentes son las relacionadas con la contaminación, padecer una enfermedad incurable, sufrir alguna desgracia, hacer daño o matar a un ser querido.

Se trata de un problema que afecta de igual modo a hombres y mujeres. Aunque suele empezar a desarrollarse en la infancia, afecta sobre todo a adultos.

Perfil de las personas más propensas

- Suelen ser personas muy perfeccionistas, no soportan cometer errores y se sienten muy mal si abandonan una actividad sin haberla terminado. Cuando se equivocan, sobre todo a nivel profesional, piensan que no sirven para nada y que no son capaces de hacer algo bien. A esto se une una gran dificultad para tomar decisiones, siempre están dudando acerca de lo que es más conveniente hacer.

- Son muy ordenados, elaboran continuamente listas de lo que tienen que hacer, comprar, programar, etc., y son excesivamente responsables.

- Necesitan estar organizados y planificar todo lo que tienen que hacer, por lo tanto cuando hay algún imprevisto o cambio de planes, se bloquean y enfadan, ya que les cuesta adaptarse a la nueva situación.

- Afectivamente suelen ser muy distantes y con pocos amigos.

¿Tienen alguna causa las obsesiones?

No se ha encontrado una causa directa que sea la que provoque este trastorno. Pero sí se ha investigado sobre algunos factores y circunstancias que pueden explicar su aparición:

- La mayoría de estas personas parece ser que han sido educadas en ambientes restrictivos, con padres excesivamente autoritarios y rígidos.

- Los hijos de padres sobreprotectores que ven peligro en todas partes, que se preocupan por todo, que no dejan a sus hijos cierta autonomía por miedo a que les ocurra algo malo.

- Situaciones como el estrés, preocupación por no perder el trabajo, escuchar noticias acerca de desgracias, pérdida de algún ser querido, etc.

- Los hijos de padres perfeccionistas y obsesionados por no cometer errores. Estos padres transmiten esta forma de actuar a sus hijos desde que son pequeños, y es muy probable que cuando los niños lleguen a la edad adulta tengan estos mismos patrones de comportamiento. Aunque la enfermedad no es hereditaria, se puede transmitir por contagio emocional.

¿Qué hacer si nos ronda la obsesión?

Cuando lo que nos obsesiona está relacionado con algo que nos preocupa enormemente, puede ser muy útil identificar qué es exactamente lo qué nos preocupa e intentar dedicar un periodo de tiempo al día a pensar en ello, pero fuera de ese tiempo hay que intentar que ese pensamiento no irrumpa en la mente.

Por ejemplo, uno puede estar obsesionado por un problema económico. En este caso se puede dedicar quince minutos o más al día a pensar en este problema, y si fuera de este tiempo aparece otra vez la obsesión, uno se puede decir a sí mismo que ya pensará en ello en el momento oportuno.

En cuanto a los rituales y las conductas repetitivas, se puede intentar combatirlas retrasando su aparición. Por ejemplo, si lo que a uno le preocupa es haber dejado el gas abierto, puede intentar comprobarlo un poco más tarde, con tranquilidad, sin agobios, y en la medida que se pueda hay que intentar distraerse.

Pero hay veces en que las obsesiones pueden desbordar a la persona. En este momento se convierten en lago patológico y que hace sufrir mucho a la persona que lo padece. La persona se da cuenta de que no actúa de modo normal, y trata de ocultarlo a los demás. A veces piensa que se esta empezando a volver loco y esto crea una ansiedad que a su vez fortalece el comportamiento obsesivo.

Cuando la obsesión es absurda e imposible de controlar de la forma que hemos visto, es aconsejable consultar con un profesional, ya que es la única manera de superar y hacer frente con éxito a este problema.


Dª. Trinidad Aparicio Pérez
Psicóloga clínica. Psicóloga escolar
Universidad de Granada


Filipenses 4:7-8

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

Proverbios 16:3
Encomienda a Jehová tus obras, Y tus pensamientos serán afirmados.

Isaías 26:3
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.

Salmos 94:19
En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, Tus consolaciones alegraban mi alma.

Salmos 139:17
!!Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! !!Cuán grande es la suma de ellos!

viernes, octubre 17

El poder del perdón

Hola Gente!!! Llego otro finde!!! Aca les dejo una nota que le hicieron a un medico que “descubrió” el poder del perdón, que loco no? Cuando Jesús hablo del perdón nadie le dio bola y es mas, lo crucificaron, bueno no solo por eso, pero la mayoría de la gente, como hasta el día de hoy le ignoro y ahora hasta se abren clínicas del perdón y se invierte dinero en estudios sobre el mismo tema… en fin, habiéndolo tenido escrito por siglos en la Biblia.

Que les sea de provecho al alma y por consecuencia a la vida!!!

Cariños

Claudia

Según el diccionario (Diccionario Michaelis) la palabra perdón significa “conocer perdón, absorber, remitir (culpa, deuda, pena, etc), disculpar y respetar”. ¡Sí! El acto de perdonar envuelve todo eso y aun mucho más. Investigaciones y estudios vienen siendo desarrollados en estos últimos años para mostrar y comprobar el poder y los beneficios del perdón. Sin embargo, no es justo decir que solamente ahora el mundo está dándose cuenta del poder del perdón. En el aspecto científico, tal vez, pero creencia y religiones ya predican la importancia del perdón hace muchos, muchos años, principalmente como un acto importante para la salud del espíritu.

El año pasado, Charlotte Van Oyen Witvliet, profesora de psicología del Hope College, en Michigan, EUA, y sus colegas, hicieron una experiencia con 71 voluntarios. En ella, fue pedido a ellos que se acordasen de alguna herida antigua, algo que los hubiese hecho sufrir. En ese instante, fue registrado el aumento de la presión sanguínea, de los latidos cardíacos y de la tensión muscular, reacciones idénticas a las que ocurren cuando las personas sienten rabia. Y cuando fue pedido que ellos se imaginasen entendiendo y perdonando a las personas que les habían hecho mal, ellos se mostraron más calmado, y con presión y latidos menores.

La cuestión principal, sin embargo, es que el acto de perdonar no es una de las tareas más fáciles para nosotros, los seres humanos. Tribus, sociedades, países, familias y amigos ya trabajan y aun entablan batallas, y verdaderas guerras, por causa de diferencias entre las personas, o debido a algún acto que desagradase o perjudicase, esparciendo por el mundo aun más rencor y ni un poco de paz. Pero el perdón no es imposible, ni incluso en los casos más graves, como viene intentando comprobar el Dr. Fred Luskin, autor de El Poder del Perdón y doctor en consejos clínicos y psicología de la salud por la universidad de Stanford. Después de haber sido herido por un gran amigo, Luskin consiguió, solo, encontrar una forma de perdonarle, y quiso investigar si su técnica funcionaría con otras personas en casos semejantes o en casos más graves. Y desde entonces, dio inicio a sus investigaciones.

EN 1999, ÉL CREÓ EL PROYECTO DE LA UNIVERSIDAD DE STANFORD PARA EL PERDÓN, habiendo combinado en su investigación disertando una técnica psicoterapéutica, emanación y emotividad racional, con algunos estudios sobre el impacto de las emociones negativas, como rabia, amargura y resentimiento en el sistema cardíaco.

Sus técnicas fueron aplicadas en varias experiencias, siendo una de ellas con dos grupos de personas que fueron alcanzadas por los conflictos entre protestante y católicos, en Irlanda: un grupo de madres que tuvieron a sus hijos muertos; otro, de hombres y mujeres que perdieron a algún pariente. Para ese proyecto, Luskin contó con la cooperación de Carl Thoreses, PhD en Psicología, y contó con el apoyo de una militante irlandesa que hacia treinta años trabajaba por la paz en su país.

Los participantes fueron separados en grupos experimentales y supervisados, y pasaron seis semanas teniendo aulas sobre las técnicas de perdón de Luskin. Los primeros resultados, según Thoresen, indicaron que los participantes presentaban una reducción del nivel de estrés, se veían con menos ira y más confiados de que, en el futuro, ellos perdonarían más y más fácilmente. Además de eso, el estudio mostró que el perdón puede promover una mejora en la salud física, pues ese grupo de personas presentó una disminución significativa en síntomas como dolores en el pecho, en la columna, nauseas, dolores de cabeza, insomnio y pérdida de apetito. Luskin y Thoresen afirman que esa mejora psicológica y física persistió por los menos cuatro meses; en algunos casos, a lo largo de esos cuatro meses, la mejora continúa progresando. Luskin describe el perdón como siendo la forma de alcanzar la calma y la paz, tanto con el otro como consigo mismo. La terapia que él propone da valor a las personas a tener mayor responsabilidad sobre sus emociones y acciones, y ser más realistas sobre el desafío y caídas de sus vidas.

En El Poder y Perdón, él explica el proceso de formación de una amargura y demuestra como tal hecho posee un efecto paralizante en la vida de las personas, basando sus afirmaciones en sus investigaciones e indagaciones, principalmente en su Proyecto de la Universidad de Stanford para el Perdón. Por medio de nueve etapas (ver Box), el autor enseña su técnica de perdón. Luskin presenta sus ideas sobre el acto de perdonar, y todo lo que está envuelto en ese proceso.

¿Cómo puede ser definido, de hecho, el acto de perdonar?
Es simple. Perdonar es el arte de hacer las paces cuando algo no ocurre como queríamos. Decimos que es hacer las paces con la palabra NO.

¿El cúmulo de amarguras puede causar problemas físicos y psicológicos?
Claro... rencor y desesperación son particularmente peligros para el bienestar. La vida tiene dificultades frecuentes. Necesitamos de un camino para superarlas y, así, nos liberamos… es para eso que existe el perdón.

¿El perdón puede ser considerado como una cura para dolencias físicas y mentales venidas de problemas emocionales o psicológicos?
El perdón reduce la agitación que lleva a problemas físicos. Perdonar reduce el estrés que viene de pensar en algo doloroso, pero no puede ser cambiado. El también limita la regurgitación que lleva a sentimiento de impotencia que reduce la capacidad de que alguien se cuide de sí mismo. El perdón es una cura… A veces. ¿Ayuda? Sí, muchas veces.

¿Es posible que las personas puedan perdonar a alguien, incluso aun estando airada o amargada con ella?
La disminución de la ira y de la amargura viene de vivir el perdón. El perdón es la experiencia interior de recuperar la paz y el bienestar. Puede ocurrir que alguien perdone un día, y la rabia vuelva después, y eso es normal. De esa forma, el perdón es un proceso que debe ser practicado. Si usted permanece hablando o pensando con rencor de alguien, entonces el perdón aun no ocurrió.

¿Existe un momento adecuado para dar inicio al proceso del perdón?
El momento es después del tiempo necesario para vivir la perdida. Si la persona perdona, ella puede quedar con la sensación de que la persona perdonada tenía la razón, o con la sensación de que un derecho suyo fue alcanzado. A veces, la persona fue realmente perjudicada. El perdón no elimina ese hecho; apenas lo vuelve menos importante. El perdón implica que se puede quedar en paz incluso habiendo sufrido un mal. No podemos escapar de todos los males, hace que la persona continúe intranquila porque el problema aun persiste. El perdón reconoce el mal, pero permite que el perjudicado lleve la vida adelante. El perdón puede convivir con la justicia y no impide que se haga las cosas justas o adecuadas. Usted apenas no las hace de una perspectiva rencorosa o trastornada.

Cuando la persona se encuentra en un “proceso” de perdonar a alguien, puede ocurrir que ella perciba que ella misma también tiene culpa en la situación y puede haber causado algún mal al otro. Muchas situaciones son complejas y no se puede simplemente distinguir en ellas a una persona buena y una mala, pero sí dos personas que crearon juntas una situación difícil. Es bueno recordar que el perdón puede ser extendido a la propia persona y que, a veces, el perdón implica reconciliar una relación, y otras veces, en facilitar esa relación.

¿Cómo la falta de perdón puede perjudicar a una persona?
La ausencia de perdón causa estrés siempre que se piensa en alguien que nos hirió y con quien no hicimos las paces. Eso perjudica el cuerpo y provoca emociones negativas.

¿Cómo fue idealizado el Proyecto del Perdón?
Yo fui seriamente dañado por un amigo próximo, y tuve que encontrar solo una forma de recuperarme. Cuando lo conseguí, decidí verificar si eso funcionaba con otras personas. Fue el comienzo de mi primer proyecto de investigación.

¿Esos descubrimientos son universales, aplicables a todos los grupos de sociedades?
Hasta el momento, la investigación que otro y yo hemos conducido sugiere que el perdón tiene valor en dificultades muy variadas; pueden envolver a esposas o maridos que engañan a maridos o esposas, niños que sufren abusos, socios fraudulentos y hasta personas que asesinaron a sus hijos. También trabajamos con una gran variedad de nacionalidades en San Francisco y región y tuvimos buenos resultados.

¿Existen otros científicos en el mundo realizando el mismo tipo de investigación?
Existen algunos que investigan o enseñan el perdón, como nosotros. Otros investigan las características que vuelven a las personas más propensas al perdón, y otros intentan entender como el perdón puede ser benéfico a la salud.

LOS NUEVE PASOS DEL PERDÓN – Según el Dr. Fred Luskin

1. Sepa exactamente como usted se siente sobre lo que ocurre y sea capaz de expresar lo que hay de equivocado en la situación. Entonces, relate su experiencia a unas dos personas de confianza.

2. Comprométase consigo mismo a hacer lo que fuera preciso para sentirse mejor. El acto de perdonar es para usted y nadie más. Nadie más necesita saber su decisión.

3. Entienda su objetivo. Perdonar no significa necesariamente reconciliarse con la persona que lo perturbó, ni volverse cómplice de ella. Lo que usted busca es paz.

4. Tenga una perspectiva correcta de los acontecimientos. Reconozca que su aversión viene de los sentimientos negativos y malestar físico que usted sufre ahora, y no en aquello que lo ofendió o agredió dos minutos – o diez años – atrás.

5. En el momento en que usted se siente afligido, practique técnicas de control de estrés para atenuar los mecanismos de su cuerpo.

6. Desista de esperar, de otras personas o de su vida, cosa que ellas no escogieron dar a usted. Reconozca las “reglas no cobrables” que usted tiene para su salud o para el comportamiento suyo y de los otros. Recuérdese a sí mismo que usted puede esperar salud, amistad y prosperidad y se esfuerza en conseguirlos. Sin embargo usted sufrirá si exige que esa cosa ocurra cuando usted no tiene el poder de hacerlas ocurrir.

7. Coloque su energía en intentar alcanzar sus objetivos positivos por un medio que no sea a través de la experiencia que lo hirió. En vez de repasar mentalmente su amargura, procure otros caminos para sus fines.

8. Acuérdese de que una vida bien vivida es su mejor venganza. En vez de concentrarse en sus amarguras – lo que daría poder sobre usted a la persona que lo hirió – aprenda a buscar el amor, la belleza y la bondad a su alrededor.

9. Modifique su historia de resentimiento de forma que ella lo recuerde de la elección heroica que es perdonar. Pase de víctima a héroe en la historia que usted cuenta.

Dr. Fred Luskin
El Poder del Perdón



Colosenses 2:13-14
Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados. Él anuló el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, y la quitó de en medio clavándola en la cruz.

Lucas 23:34
Jesús decía: --Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.

Lucas 24:47
y que se predicara en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.

Hechos 10:43
De este dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él crean recibirán perdón de pecados por su nombre.

lunes, octubre 13

Terapia del olvido, el control y el perdon

Hola Gente!!! Buen comienzo de semana, acá les dejo la segunda parte sobre el tema del perdón… que lo disfruten y lleguen a la libertad del sentirse perdonados pos ustedes mismos y libres del dolor al perdonar a otros…

Cariños.

Claudia

TERAPIA DEL OLVIDO, EL CONTROL Y EL PERDON

1-¿Qué es olvidar y para que sirve?

Olvidar es una de las funciones naturales de la memoria, que sirve para descargar de la conciencia, rutinas ya aprendidas, así como el dolor que nos causamos al recordar, ciertas experiencias penosas.
En el primer caso, esas experiencias se convierten en aprendizaje automático para uso inconsciente, por ejemplo cuando aprendemos a manejar un auto o una bicicleta o alguna tabla aritmética. El conocimiento se convierte en parte espontánea de uno.
En el segundo caso, nos abre la puerta del control y perdón interno, a nosotros mismos. Por haber paralizado nuestra evolución y oportunidades de vivir en paz y tranquilos. Pudiendo tomar las cosas, como de quien vino y hasta reímos de nuestra escasa sabiduría, y haber permitido guardar una actitud de avinagrado resentimiento por tanto tiempo.
Recordar es volver a vivir y olvidar es recordar sin sentir.
Aunque esta afirmación, parezca poética, es una verdad muy simple y práctica. Recién cuando olvidamos, podemos controlar sin esfuerzo nuestras emociones y reacciones. Entonces logramos conectarnos con nuestra gran capacidad para perdonar que es muy grande, porque somos un espíritu que mora en este cuerpo físico que sufre. Descubrirá que perdonar nuestros errores es divino.
Y si el proverbio lo dice, será porque hay algo de cierto.
Solo así podremos volver a arriesgarnos, con fe y esperanza en que si nos vuelve a pasar. Será muy distinta nuestra actitud y no nos afectará.
Olvidar, también sirve para recuperar nuestra habilidad para aprender, discriminar y seleccionar nuestras respuestas ante situaciones futuras; para actuar con madurez, sabiduría, altura y resignación frente a la adversidad. Aunque muchas veces nos sorprenderemos de nuestras nuevas respuestas, sin saber de donde las sacamos.
También sirve para perdonar nuestros errores, y darnos a plenitud. Y el perdón empieza con uno mismo, sin culpas, sin remordimientos sin sentirlo. Como quien dobla la esquina y por extensión, podremos perdonar a otros sus agravios y carencias de sabiduría. Recordemos la petición de Cristo a su padre:
'Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen.' Lo cual nos enseña que muchos agravios son absolutamente carentes de intención en primer plano. En el caso, los soldados solamente obedecían ordenes, de quienes veían en el místico, una figura que amenazaba a sus afanes de poder y de control político, económico y religioso del pueblo judío.
Sin embargo, para poder perdonar; es preciso primero, olvidar la emoción que acompaño a la experiencia dolorosa. Tenga presente que no son los hechos los que nos hacen sufrir, sino el significado que les dimos, como oímos y vimos los acontecimientos. Eso es nuestra experiencia y esta se puede cambiar, se puede aprender a no participar en ella. Solo entonces su recordar será neutral, un contemplar a distancia sin juzgar, sin criticar ni comparar o compadecerse de uno mismo; sin pena, sin cólera, temor o cualquier otra emoción. Entonces descubrirá la paz y tranquilidad que tanto necesita. Cuando llega ese momento
Ud. sentirá la fuerza de su espíritu y le sorprenderá como actúa, independientemente de sus convicciones religiosas. Las tenga o no. Aunque sea ateo o agnóstico.
El humano mecanismo igual funciona en todos. Como lo leeremos a continuación, en el desarrollo de las próximas preguntas, líneas abajo.

2.- ¿Qué queremos olvidar?

Hay momentos en la vida en que queremos olvidar lo que nos paso. Sobretodo cuando fuimos víctimas de una humillación, una ofensa, la ingratitud de un abandono, una injusticia, una traición o cuando sufrimos la separación o la perdida de un ser querido. También queremos olvidar, lo que dijimos o hicimos, que nos llena de vergüenza, confusión, culpa o remordimiento. Si no he considerado lo que Ud. Quiere olvidar, hágamelo saber.

3.- ¿Qué hace doloroso el recuerdo?

Cuando nos reprochamos a nosotros mismos, se reaviva la emoción con que recordamos la experiencia en el presente, así como las reacciones corporales que acompañan a la emoción, por ejemplo: tensiones musculares, opresión, palpitaciones, sudoración, enrojecimiento, boca seca y otras emociones como desasosiego, decepción, culpabilidad, impotencia, indignación, cólera o resentimiento, siendo esta última la más desapercibida, subterránea y clandestina de todas. Y la que más daño hace; porque produce enfermedades crónicas: como el asma, artritis, varices, hipertensión, alteraciones del ciclo menstrual, abortos, algunos cánceres. Hernias prolapsos.
Hasta tendencias adictivas. Entre otras.

4.- ¿Cuándo queremos olvidar?

Cuando las desagradables reacciones corporales de la emoción que acompañan al recuerdo doloroso. Limitan nuestras relaciones sociales, de pareja, estudio, trabajo o familia.

Como consecuencia, de esta limitación, nos sentimos desprotegidos, nos volvemos inseguros y faltos de confianza para desenvolvernos. Nos sentimos observados y merecedores de alguna critica o reproche. Particularmente, cuando la reacción corporal se convierte en algo incontrolable como enrojecer, transpirar, temblar o no poder hablar.

La única solución que se nos ocurre, es evitar a como de lugar, el desencadenante de nuestra tensión. Este desencadenante muchas veces nos parece ilógico y absurdo, como es en el caso de las fobias especificas: a los espacios cerrados, las alturas, las aglomeraciones, a ciertos animales o las otras.
Las fobias sociales cuyo centro es sentirse observado y criticado. En ambas la fuerza de nuestra convicción, de estar ante una situación amenazante, supera a nuestra fría razón. Que no nos tranquiliza. Y no hay edad para dejar de sufrirlas.

5.- ¿Cuándo dañan los recuerdos?

Cuando a partir de una experiencia dolorosa, 'generalizamos' sus alcances y decidimos. Si me paso una vez, siempre me sucederá y no estoy dispuesto a soportarlo. Entonces queremos controlar, que en el futuro vuelva a suceder y 'nos anticipamos' con frases que empiezan así: Y si de repente: …… (me sonrojo; transpiro; me engañan; juegan otra vez con mis sentimientos; me da la crisis; me muero asfixiado, del corazón ó de un derrame; paso la vergüenza de…, hago el ridículo, y otras tantas más.)

La solución inmediata es ' evitar ' y así sin cuenta darnos, recortamos nuestra existencia. Nuestro futuro se torna obscuro y sombrío. Ya que se limitan las posibilidades de realizarnos socialmente, encontrar una pareja, lograr un buen empleo ó seguir estudiando. Muchas veces, la limitación se debe a alguna enfermedad física, algún dolor, o una perturbación de nuestra función sexual.

6.- ¿Qué pasa cuando no olvidamos?

Nos volvemos intolerantes maledicientes y resentidos, renegamos de nuestra suerte, nos sentimos víctimas de los otros. Acumulamos culpas, cóleras y amarguras; nos deprimimos, ya que vivimos insatisfechos y disconformes; impedidos de encontrar paz, tranquilidad y perdón. Nos mal acompañamos por dentro y aunque estemos rodeados de gente, nos sentimos profundamente solitarios. Lo peor de todo, es que envejecemos más temprano. Aún siendo jóvenes todavía.
Envejecemos -es oportuno saberlo- cuando creemos que ya lo sabemos todo y que no hay nada nuevo que aprender en esta vida.

En suma, todo esto nos impide crecer en nuestra espiritualidad, solidaridad, amor y otros valores elevados; indispensables para ser amables compañeros de ruta como amigos, padres o cónyuges; tanto como para trabajar con alegría, creatividad y gratitud por esta tierra que nos vio nacer.

7.- ¿Cómo hacemos para no olvidar?

Cuando algo desagradable nos sucede, la cúspide del hecho ingrato dura segundos, a veces minutos. Sin embargo, los minutos, horas, días y años que escuchamos en nuestro interior, la interpretación que dimos al hecho. Nos hace volver a sentir y a actuar lo vivido, como si recién hubiera pasado. Cada día que pasa, fijamos más el recuerdo y muchas veces lo amplificamos. Imaginando lo que dirán de nosotros, nuestros conocidos si se enterarán o caemos en la trampa de la comparación, con otros o con nosotros mismos, cuando en el pasado vivíamos tiempos felices. De esta manera, sin darnos cuenta, rumiamos nuestros resentimientos. Y enfermamos más.


Otras veces, buscando consuelo, comprensión o exculparnos contamos a gentes inexpertas nuestro drama, con lo cual, sin saberlo, lo fijamos más.
Por otra parte, frecuentemente sucede, que cuando guardamos nuestro drama en secreto, tenemos la sensación de que los demás lo notan, que hasta lo leen en nuestra mirada o gestos. Entonces luchamos por ocultarlo y no trascienda, y esa lucha nos debilita aún más y contribuye a encerrarnos en la experiencia del pasado. Y es así como hacemos para no olvidar.

8.- ¿Cómo guarda el cerebro los recuerdos?

Independientemente de su contenido. El cerebro archiva la información en 'procesos'. Un proceso es una secuencia, algo así como los pasos de una receta. Llegando a identificarse, que 'las emociones' que dan sentido a la concepción del mundo personal del sujeto, se guardan en sistemas de representación sensorial. Mientras que la calidad con que calificamos a la experiencia de grata o ingrata, se fija con palabras, es decir en sistemas de representación verbal . Lo cual, ya es técnico y requiere de un entrenamiento personal para borrarlos de nuestro cerebro.

9.- ¿Cómo hace el cerebro para olvidar los recuerdos que
lastiman?

Los recuerdos frescos o no borrados, son grabados como una película en colores, de la que somos protagonista. A medida que olvidamos, la película se torna en blanco y negro, nos convertimos en observadores, las escenas se desenfocan y tomamos distancia, de nuestra manera como calificamos lo vivido. Y así llega un momento, en que contemplamos la experiencia. Dejamos de participar en ella y ya no la sentimos. El tiempo para olvidar es muy personal y es involuntario. Sin embargo, se puede acelerar el proceso del olvido.

10.- ¿Cómo podemos acelerar el tiempo de olvido?

Enseñándole a modificar su película personal. No es importante que cuente el contenido de su película sino como aparece en su memoria. En ese espacio virtual de lo 'imaginario' y que se guarda en nuestros archivos de memoria. Ese espacio virtual es una realidad inmediata. Verifíquelo ahora. Desplácese a otro ambiente físico. Cierre los ojos y recuerde lo que acaba de leer. No solo lo vera, también oirá sus propios pensamientos como comentarios sobre lo que leyó y los ruidos que acompañaron a la experiencia de leerme.
Solo requiere relajarse, confiar en dejarse guiar y jugar a 'Cómo seria si distorsionara mi recuerdo y dejara de participar en el como me lo pide este Dr.' Todas las intervenciones, están encaminadas a propiciar ese olvido de alguna parte de su experiencia, para lograr cambiar su historia personal.
No se pueden cambiar los hechos, pero si su experiencia de ellos. Es decir, como los interpreto, como oyó y como vio lo que sucedió. Descubrirá como liberarse del recuerdo que lastima y limita.

Dr. Johnny Campos

Miqueas 7:18
¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia.

Salmos 25:11
Por amor de tu nombre, oh Jehová, Perdonarás también mi pecado, que es grande.

Lucas 7:47
Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama.

1 Pedro 4:8
Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados.

Isaías 43:25
Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.

viernes, octubre 10

La vida sin asignaturas pendientes

Hola Gente!!! Llego otro finde!!! Les dejo un tema que ya hemos recorrido pero cada tanto nos viene bien recordar… ya que el primer paso para poder caminar hacia lo que deseamos alcanzar es el perdón y como primer persona a hacerlo somos nosotros mismos…
Gente... les invito entren en www.conunzion.com y de ahi a edifica-t en ese espacio estoy como administradora de los ariticulos que se postean y he posteado uno, escrito por mi, sobre el amor.

Me gustaria si me dejan sus comentarios sobre si les gusto el escrito... Gracias!!!

Cariños

Claudia



Aceptar el pasado

La interpretación de decisiones anteriores más o menos acertadas debe alejarse del concepto de fracaso y acercarse al aprendizaje vital

Quien cree que cometer errores equivale a fracasar, olvida que las equivocaciones forman parte fundamental de todo aprendizaje. Además, niega la posibilidad de reparar aquello que siente como una asignatura pendiente y que tal vez pueda solucionarse, siempre y cuando se haga para mejorar el presente y no con la intención de reparar el pasado. "Si hubiese hecho, si hubiese dicho, si me hubiese comportado de otra manera o hubiera optado por la otra opción"... Echamos la vista atrás y nos culpabilizamos por acciones de nuestro pasado y pensamos que ahora pagamos las consecuencias. También achacamos lo que no nos gusta del presente a situaciones desfavorables que nos tocó vivir. Concluimos entonces que, si pudiéramos, cambiaríamos algunos capítulos de nuestra vida porque son culpables de que no tengamos lo que merecemos y de que no seamos lo felices que podríamos ser.

¿Cuánto de razón o sinrazón hay en ello?

Hemos de admitir que las decisiones que resultaron no ser las más acertadas condicionan muchas facetas de nuestra vida. De hecho, lo que somos es producto tanto de lo que hicimos como de lo que dejamos de hacer, y nos afecta en lo académico, profesional, doméstico y emocional. Es comprensible que en determinadas situaciones, que suelen coincidir con momentos de inestabilidad o de carencias emocionales, nos lamentemos por no haber adquirido habilidades concretas o por haber dejado escapar a aquella persona que tanto bien nos hacía. Sentirlo con cierta añoranza no es negativo, siempre que aceptemos nuestro presente y lo vivamos con agrado, no con resignación. Pero si no partimos de esa aceptación satisfactoria y andamos de continuo con la vista atrás pensando en lo que fue y en lo que pudo haber sido, tendremos que plantearnos si no estamos viviendo con asignaturas pendientes.

Cuáles pueden ser las asignaturas pendientes

· Añorar con dolor y sentimiento de fracaso el no haber cursado determinados estudios.

· No haber aclarado aquel malentendido por el que perdimos a una persona querida.

· No habernos despedido o haber manifestado nuestro amor a esa persona que amábamos y se nos fue.

· Pensar que no hicimos lo suficiente por alguien y sentir que, no sólo hemos decepcionado a esa persona, sino también a nosotros mismos.

· Creer que hubiéramos podido evitar alguna desgracia que ocurrió en nuestro entorno.

· Culpabilizarnos de la falta de decisión o bien de la decisión tomada sobre algún asunto importante, por las consecuencias que ha tenido en nuestra vida.

Las citadas asignaturas pendientes corresponden a situaciones del pasado cuya influencia en nuestra realidad cotidiana tendemos a magnificar. Vistas en la actualidad y con un sentimiento de fracaso, incapacidad e incluso de culpa, podemos idealizar lo que hubiera sido nuestra vida si no existieran, si hubiéramos sabido gestionar lo que ocurrió de manera diferente. Pero lo cierto es que no hay vuelta atrás y no sabemos, ni podremos saber, qué hubiera sido de nosotros y de nuestras vidas si nuestra asignatura pendiente no existiera.

¿Por qué se hacen presentes las asignaturas pendientes del pasado?

· Porque no nos gusta ni aceptamos nuestra vida tal y como es.

· Perseguimos la ilusión de un 'mundo perfecto' y consideramos que lo que hicimos o dejamos de hacer es la clave de nuestro infortunio.

· Nos comparamos con lo que otros tienen y en esta competición nos arrepentimos de decisiones que tomamos en el pasado.

· Nos sentimos culpables por haber fallado a alguien.

· Pensamos que dejamos escapar oportunidades especiales.

· Juzgamos que no supimos, por incapacidad o por miedo, abordar algún problema al que había que dar respuesta.

· Suponemos que huimos por cobardía de algo que dejamos sin solucionar.

· Lamentamos que fuimos unos irresponsables y no hicimos lo que debíamos por falta de esfuerzo y disciplina.

· Percibimos que nos falló la oportunidad o las condiciones que deberíamos haber tenido para poder hacer tal o cual cuestión.

Como se ve, en las asignaturas pendientes se mezclan sentimientos dolorosos, como la insatisfacción, la incapacidad personal, la falta de confianza, la irresponsabilidad, la exigencia perfeccionista, el victimismo, el miedo y la culpa. Se sostienen porque se parte de la falsa creencia de que cometer errores equivale a no valer. Las equivocaciones del pasado se toman, entonces, como fracasos personales y no como parte fundamental de todo aprendizaje, olvidando que sirven para percibir lo que no nos conviene o nos hace mal. Usarlas para maltratarnos y castigarnos, además de despojarlas de su utilidad, nos lleva a recaer en otro nuevo error: castigarnos.

Además, dependiendo de nuestro momento actual y de cuál sea nuestra asignatura pendiente quizá podamos reparar aquello que pensamos que hicimos equivocadamente, acometer lo que no hicimos, aclarar malentendidos, decir lo que no dijimos, pedir perdón o dar las gracias. Pero es importante hacerlo desde la idea de que nos va a procurar mayor felicidad y ahora es posible porque se ha aprendido del error del pasado. Hacerlo para llenar huecos y negar lo que fue es no vivir el presente.

Para no caer en nuevas asignaturas pendientes, tengamos en cuenta que...

· Nuestra vida no puede funcionar exclusivamente por el concepto del DEBER, que en ella hemos de dar cabida al QUERER.

· La comparación, la competitividad y la insatisfacción son malas compañeras de viaje y nos llevan a no poner punto y aparte a ningún capítulo de nuestra vida.

· Nuestra responsabilidad ha de ser para con nuestra vida y no con la de los demás.

· El miedo es necesario para no caer en una osadía temeraria, pero no hay que dejar que paralice ni bloquee nuestras conductas.

· El sentimiento de culpa nos avisa de la transgresión de los valores por los que nos guiamos y nos incita a que revisemos nuestro comportamiento, pero no por ello hay que autoagredirse con reproches, descalificaciones ni desvalorizaciones.

· Nuestros errores no deben servirnos para que nos sintamos incapaces, inútiles ni inferiores, sino para aprender en próximas ocasiones.


CONSUMER EROSKI

Hageo 2:15
Ahora, pues, meditad en vuestro corazón desde este día en adelante…

2 Crónicas 6:26-31
Cuando los cielos se cierren y no haya lluvias, por haber pecado contra ti, si oran a ti en este lugar y confiesan tu nombre, si se convierten de sus pecados cuando los aflijas, tú los oirás en los cielos y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, les enseñarás el buen camino para que anden en él y enviarás lluvia sobre tu tierra, la que diste por heredad a tu pueblo. Cuando haya hambre en la tierra, o pestilencia, o las plantas se sequen por el calor, o sean atacadas por hongos, las langostas o el pulgón; cuando los sitien sus enemigos en la tierra donde habiten; cualquier plaga o enfermedad que sea; toda oración y todo ruego que haga cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cualquiera que conozca su llaga y su dolor en su corazón, si extiende sus manos hacia esta Casa, tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada; perdonarás y darás a cada uno conforme a sus caminos, habiendo conocido su corazón; porque sólo tú conoces el corazón de los hijos de los hombres; para que te teman y anden en tus caminos, todos los días que vivan sobre la faz de la tierra que tú diste a nuestros padres.

Apocalipsis 21:5
El que estaba sentado en el trono dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas». Me dijo: «Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas».

Salmos 37:24
Cuando el hombre caiga, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su mano.

Proverbios 24:16
…porque aunque siete veces caiga el justo, volverá a levantarse, pero los malvados caerán en el mal.

lunes, octubre 6

Decepciones

Hola Gente!!! Buen comienzo de semana!!!

Nunca esperen que los demás hagan cosas para hacerlos felices.

Los demás, sean personas como cosas, nos dan lo que pueden, lo que tienen. Nunca les culpemos que nos han lastimado, cuando estuvo en nosotros el confiarles o creerles, cuando estuvo en nosotros depender de ellos o dejar que ellos hagan cosas que nosotros debimos hacer y luego salieron mal, siempre esta en nosotros la decisión de entregarles o darles autoridad a los demás.

Debemos de conocernos y ver en que punto fallamos nosotros para no culpar a los demás, aun ellos hayan hecho cosas malísimas (no hablo de los niños cuando gente grande les hace cosas feas sino de nosotros los grandes), todos siempre vamos a fallar en mayor o menor medida porque nadie es perfecto, y gente mala va haber siempre, manipuladora y mentirosa… aprendamos a reconocerlas y mientras, en el proceso cuidémonos de no caer en confiar en ellos mas alla de lo que debamos.

Si aprendemos de los errores podemos ir fallando cada día menos. Esto nos hará mas cuidadosos con nosotros mismos, no dejaremos en manos de los demás el ser felices sino que lo iremos a buscar nosotros mismos, y tendremos el cuidado de “cuidarnos” de no esperar de los demas mas de lo que nos pueden dar…

Espero les sea de ayuda este articulo…

Cariños

Claudia

Lo primordial para no decepcionarnos es valorar a las personas en su justa dimensión y no crearnos falsas esperanzas.


Generalmente interactuamos con objetos o con los demás en base a nuestras creencias, imágenes y representaciones que tenemos de las cosas y las personas, sin que necesariamente nuestra percepción sea la realidad. Muchas veces visualizamos a otros como los imaginamos o suponemos que son, bien sea por engaño de ellos, de nuestros sentidos o de falsas impresiones.

La decepción se presenta cuando le adjudicamos a una cosa, situación o persona atributos que no tiene y "descubrimos" que no los posee.

Entonces, podemos desilusionarnos, desencantarnos, frustrarnos, contrariarnos, ponernos bravos o caer en despecho, desesperanza, tristeza, amargura, desánimo o depresión, por el fiasco que tuvimos.

Aunque las decepciones, las más de las veces, dependen de la forma como nosotros mismos percibimos, sin duda que también las provocan los engaños, sobre todo cuando alguna persona falta a la verdad en lo que nos dice, hace o pretende retraerse de lo pactado o que deshaga algo.

En el campo del amor, siempre la pareja despierta sentimientos, ilusiones, esperanzas especialmente atractivas, e imágenes-objetivos hacia el futuro. Se quiere ser feliz, tener un hogar, hijos y éxito profesional conjunto, entre tantas cosas. Cuando estas representaciones mentales no se logran, surgen decepciones de vida. En innumerables casos, las parejas cuando se enamoran, se ven mutuamente a través del prisma del amor. Esto distorsiona la realidad. Así se pueden minimizar o ignorar defectos personales e incrementar o distinguir virtudes inexistentes. Luego, ya cónyuges, se descubren tal y cual son y sobreviene el desengaño, la decepción. De la ilusión pasamos a la desilusión. Se sale del engaño o del error de apreciación en que se estaba.

En otras ocasiones la publicidad engañosa, la propaganda política o la sobreventa de una idea o producto nos lleva a crear expectativas personales en torno a algo o alguien que al no darnos o proveernos lo esperado nos decepciona.

Lo primordial para no ser decepcionados permanentemente, es intentar ser lo más objetivos que podamos, no crearnos falsas esperanzas, evaluar las situaciones evitando juicios emocionales, y valorar y apreciar a las personas en su justa dimensión.

La otra cuestión que se nos presenta es que seamos nosotros mismos quien decepciona a un tercero y este nos dice: "¡Me has decepcionado!". Lo cual suele provenir de un ser querido, padre, hermano, pareja o hijo, y nos llena de dolor y angustia. Para prevenir que esto ocurra nunca mintamos, no aparentemos ser lo que no somos, seamos auténticos y mostremos nuestras virtudes así como los defectos.



Psicologos Vladimir y Maria Mercedes de Gessen



Salmos 20:7-8

Éstos confían en sus carros de guerra, aquéllos confían en sus corceles, pero nosotros confiamos en el nombre del Señor nuestro Dios. Ellos son vencidos y caen, pero nosotros nos erguimos y de pie permanecemos.

Salmos 41:9
Hasta mi mejor amigo, en quien yo confiaba y que compartía el pan conmigo, me ha puesto la zancadilla.

Salmos 40:4
Dichoso el que pone su confianza en el Señor y no recurre a los idólatras ni a los que adoran dioses falsos.

Salmos 146:3
No pongan su confianza en gente poderosa, en simples mortales, que no pueden salvar.

sábado, octubre 4

LA DEPENDENCIA EMOCIONAL

Hola Gente!!!! Un poquito tarde esta vez… pero siempre viene bien los buenos saludos… así que “TENGAN UN EXCELENTE FIN DE SEMANA”.
Que mas comentario sobre el tema del articulo de este finde… solo que es difícil salir de esta dependencia pero la única manera de salir es enfrentar la situación, tomar una maleta colocar lo que queda de nuestra vida dentro, abrir la puerta, salir de esa vida y cerrarla con llave, luego tirarla para no volver atrás… y comenzar de nuevo… no es tarea fácil pero que bueno se siente cuando, de a poco o de a mucho vamos conquistando esos lugares dentro de nosotros que antes lo manejaban otras personas o cosas…
Les dejo mis cariños y agradecimientos!!!
Claudia

LA DEPENDENCIA EMOCIONAL

OBJETIVO:

Facilitar los elementos y acciones firmes que requiere la practica de nuestro Tercer Paso, para lograr una serenidad permanente y una vida satisfactoria y útil a través de buscar la independencia espiritual.
Hemos reflexionado alguna vez acerca de: ¿al cuidado y protección de quién he decidido poner mi vida?, ¿la he colocado en manos de mi familia, mis amigos, etc.?, ¿la tengo depositada al cuidado de la voluntad de un Poder Superior?.

EJERCICIO DE AUTOCONOCIMIENTO:

¿En mi infancia, de quienes me interesaba adquirir aprobación y afecto?.
¿Cómo obtenía muestras de afecto, aprobación y aceptación de los adultos más importantes en mi vida?
Veamos nuestra relación de pareja (o relación con la persona más importante actualmente) y pensemos:
1. ¿Cuál fue mi motivación para empezarla? :

¿Verdadero amor?
¿Mi temor a la soledad?
¿Mi necesidad de ser aprobado socialmente?
¿Mi necesidad de obtener afecto?
2. ¿Esta relación me permite? :
¿Ser yo mismo?
¿Hacer las cosas que me gustan?
¿Sentirme realizado?
¿Estar satisfecho con el complemento que me otorga la otra persona?

GENERALIDADES

Continuamente sentimos que estamos complaciendo los deseos y necesidades de otras personas sin haber alcanzado los nuestros; consideramos que trabajamos demasiado y los demás aprecian poco lo que hacemos; que les brindamos toda la atención que necesitan ante sus dolencias, perturbaciones, malestares, y sin embargo cuando somos nosotros quienes necesitamos de ellos no les importa como estemos o como nos sintamos.

ESTO ES DEPENDENCIA EMOCIONAL:

Si los otros están contentos con nosotros entonces somos felices, si los demás: Familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, etc., nos aprueban, entonces sentimos que valemos la pena.
Sufrimos de un profundo temor porque lo que digamos o hagamos pueda ofender a alguien y mejor evitamos los desacuerdos para no ser rechazados.
Estamos constantemente anteponiendo las necesidades, deseos y demandas de los demás, a las nuestras. Decimos si, cuando realmente deseábamos decir no.
Estar en manos de otras personas para poder percibir lo bueno de nuestra propia imagen, obtener felicidad a cambio de sacrificar lo que realmente deseamos y necesitamos por temor a ser abandonados, desplazados o rechazados.
En vez de construir y ganar nuestra propia autoestima, estamos buscando la opinión de otros para obtenerla.

CONCEPTO

La dependencia emocional es "un patrón de necesidades emocionales insatisfechas desde la niñez, ahora de mayores buscamos satisfacer, mediante la búsqueda de relaciones interpersonales muy estrechas".

ANTECEDENTES

No fuimos adecuadamente amados, valorados, comprendidos y apreciados, por las personas que fueron más significativas para nosotros (papá, mamá, personas que nos criaron, maestros, etc.). Es un proceso subconsciente de larga duración que se inició a corta edad.
En la medida que nuestros padres nos ayudaron o fallaron en satisfacer nuestras necesidades de afecto siendo apenas unos niños, empezamos a formarnos emocionalmente. Esto establece los vínculos determinantes con las personas que me rodean en el presente.
Los seres humanos sentimos el afecto o la falta de él, desde que estamos en el vientre de la madre. Registramos todas las emociones maternas y desde allí hasta que llegue cerca de los 6 o 7 años, el trato que nos brinden determinarán nuestro carácter.
De niños sentimos la amenaza de perder el afecto de nuestros padres si no acatábamos lo que ellos decían, es decir, desde muy temprano en la medida en que dicho sometimiento era más o menos intenso, aprendimos a amarnos y apreciarnos o a rechazarnos y renunciar a nosotros mismos: "hacemos todo lo posible para cumplir con sus expectativas, muchas veces alimentadas por su frustración o patrones deteriorados que nos convierten en víctimas del abuso emocional a temprana edad".
El modelo de la familia en que nos criamos continúa empleando como en los viejos tiempos, el chantaje afectivo como un mecanismo para obtener sumisión y obediencia, es decir, nos acostumbramos y vemos como natural el hecho de que para evitar perder el afecto de nuestros padres, amigos o parejas, tengamos que renunciar a nuestras intereses permitiendo que nos gobiernen las de ellos:
Para tener contento a papá y mamá había que sacar buenas notas, de lo contrario nos hacían sentir que éramos los culpables de su ira, de su disgusto y de los castigos que nos brindaban.
Nuestros amigos o amigas eran aquellas personas que gozaban la aprobación de nuestros progenitores, de lo contrario teníamos que sostener amistades clandestinas y relaciones secretas, que era peor.
Cuando mamá se enojaba por algo que no hacíamos y que no era de su agrado, nos amenazaba con "ya no te voy a querer", "me voy a enojar contigo y ya no te voy a hablar", y en casos extremos nos amenazaban con "te voy a regalar con ese viejito que viene allí" o " hay que te robe ese hombre, yo ya no te quiero". Nos llenaban de terror ante la amenaza de perder la protección y seguridad que solo obtenemos de ellos.
Así se doblega nuestra voluntad y nos convierte en los adultos sumisos que nos vamos a tragar todo el descontento que significa establecer relaciones destructivas con las personas menos indicadas, pero que nos harán repetir una y otra vez ese círculo de temor oculto y baja autoestima en que nos quedamos estancados y que nos incapacitará para enfrentar los momentos más críticos de nuestra vida.
Equivocadamente en nuestra vida de adulto, hemos decidido que otras personas deben cubrir nuestras carencias tempranas de afecto y aprobación que no hubo en la infancia.

¿ CÓMO ES EL DEPENDIENTE EMOCIONAL?

Continuamente se encuentra padeciendo de graves necesidades emocionales, principalmente de falta de afecto.
No espera ni busca cariño porque nunca lo ha recibido y tampoco por esa misma razón esta capacitado para darlo.
Simplemente se apega a alguien que idealiza.
Le interesan personas indeseables porque su deficiente autoestima le provoca fascinación al encontrar una persona tremendamente segura de sí misma, con cierto nivel de éxito o capacidades, a veces más supuestas que reales.
Entiende el amor como "apego", enganche, sumisión, admiración a la otra persona y no como un intercambio recíproco de afecto.

¿ COMO SON LAS RELACIONES
DEL QUE PADECE DE DEPENDENCIA EMOCIONAL?

Su relación con otra persona se basa en la necesidad excesiva de aprobación:
Vive preocupado por caer bien, incluso a personas que ve por primera vez o desconocidos.
Se empeña en lucir una buena apariencia.
Expresa de distinta manera sus demandas de atención y afecto: haciendo regalos o favores que no le piden, preocupándose y estando pendientes de los demás, etc.
Está lleno de expectativas irreales por su anhelo exagerado de tener pareja:
Se llena de ilusión y fantasía al comienzo de una relación, creyendo que ha encontrado a la persona que siempre ha andado buscando o al encontrarse con una persona interesante.
Uno de los pocos momentos felices de su vida es al iniciar una relación o ante la posibilidad de que eso ocurra.
Anhela relaciones exclusivas y parasitarias:
Siente necesidad continua de disponer de pareja, amigos, hijos, etc.
Vive pendientes de ellas, incluso llamándolas constantemente a su trabajo, controlándolas, vigilándolas, queriendo conocer hasta el último detalle de lo que hacen con su vida privada.
Invade la vida privada de la otra persona.
Agobia a su pareja con excesivas demandas de atención, de consideración.
Ocupamos una posición subordinada en la relación:
Por la pobre autoestima.
Elige parejas narcisistas o explotadoras.
La relación conduce a una continua y progresiva degradación:
Soporta desprecios, maltrato físico o emocional y humillaciones.
No recibe verdadero afecto.
Sus propios gustos e intereses son relegados a un segundo plano.
Son relaciones que no llenan el propio vacío emocional, solo lo atenúan y lo agravan, porque el problema no está resuelto y para hacerlo se debe entrar en contacto y conocimiento de los propios sentimientos más ocultos:
No recibe afecto, deteriorando aún más la autoestima.
No se conoce lo que se demanda porque nunca se ha tenido.
Las rupturas son auténticas traumas:
El deseo de tener una relación es tan grande que se busca una relación después de otra.
Se tiene un prolongado historial de rupturas y nuevos intentos.
Cae en estados depresivos.
Posee una autoestima muy pobre y un auto-concepto negativo:
No se ama a si mismo porque nunca ha sido adecuadamente amado, ni valorado por las personas significativas, sin dejar por esto de estar vinculadas a ellos.
El desamparo emocional y su vacío se manifiestan más cuando no está enredado en una nueva relación.
Los trastornos emocionales se hacen mayores:
Depresión (muy grave cuando la relación se rompe)
Ansiedad (más agudizada cuando la relación está en crisis.
Abuso de sustancias (especialmente cuando la relación peligra.

¿ COMO ES LA PERSONA
ESCOGIDA POR EL DEPENDIENTE EMOCIONAL?

Son personas que reúnen condiciones para ser idealizadas:
Posee un alto concepto de si mismas.
Ocupan posiciones emocionalmente superiores a la
autoestima de la persona dependiente.
Son narcisistas y explotadoras:
Las personas elegidas son muchas veces manipuladoras, narcisistas.
Carecen de empatía y afecto.
Creen que poseen privilegios y habilidades fuera de lo común.
Nuestro carácter sumiso y torturado como dependiente emocional no hace más que perpetuar estos rasgos.
Buscan una posición dominante en la pareja:
La persona dependiente asume la posición subordinada.
Los dependientes emocionales se someten como un medio para preservar la relación:
No ensombrece, ni opaca su imagen porque no les hace sombra nuestra baja autoestima.
Les admiramos continuamente.
Ignoramos sus defectos y ensalzamos sus virtudes.
Aceptamos como normales su desprecio, la humillación, la vergüenza en público.

FACTORES CAUSALES

Nuestra carencia temprana de afecto:
No fuimos adecuadamente queridos y valorados por las personas más significativas en nuestra vida aunque lo deseáramos con todas nuestras fuerzas y no podíamos renunciar a esa relación.
Aprendimos que la sumisión es una estrategia:
Para evitar el abandono, el rechazo.
Para obtener seguridad, protección.
Aprendimos que para ser amados debíamos cumplir con la expectativa de los demás, nunca importunarlos o alterarlos o provocarlos, antes bien sofocar sus estados de ánimo que nos hacían daño.
Interpretamos el amor como un apego obsesivo y admiración hacia la otra persona en lugar de un intercambio recíproco de afecto.
Rechazo materno.
Por la crianza fría, frustrante que nos dieron.
Hubo presencia física pero no emocional de nuestros padres.
Mantenemos la vinculación emocional aún siendo insatisfactoria y suframos la crueldad y el maltrato.

NUESTRO MIEDO,
FACTOR DE CONTROL QUE DEBEMOS DESAPRENDER.
¿ QUE DEBEMOS RESOLVER PARA ALCANZAR EL OBJETIVO DEL TERCER PASO:

LA INDEPENDENCIA EMOCIONAL, SER LIBRES Y CRECER?

Nuestros sentimientos infundados de culpa:
Lo cual nos hace sentir responsables de la felicidad, la tristeza o la insatisfacción de los demás.

La ira y el resentimiento que hemos acumulado:
Por no manifestar lo que siento contra los demás o hacia los otros como única manera de preservar las condiciones de aparente paz.

El dolor sin resolver:
Que me hace volverme duro por lo que creo debí haber dicho o hecho y no lo hice o no lo dije o no fui capaz de poner límites para evitar que abusaran de mi buena voluntad en aras de preservar relaciones y afectos sin los que me siento desvalido.

El aislamiento:
Creyendo que evitar a los demás, no enfrentando los problemas, huyendo de los riesgos, son un efectivo un refugio para nuestro miedo y nuestra enfermiza tranquilidad.

El miedo:
Factor clave que mantiene con vida nuestra dependencia emocional.

El chantaje emocional:
Permitiendo que las personas que supuestamente nos aprecian y cuyo afecto es importante para nosotros nos impongan condiciones a través de gestos, comentarios, amenazas encubiertas o sanciones y castigos expresados a través del retiro de su confianza y su atención en aras de hacernos responder a sus intenciones, deseos y frustraciones.

Oficina Nacional de Servicios
Asociación de Emotivos Anónimos de El Salvador

2 Samuel 22:3
Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; Mi escudo, y el fuerte de mi salvación, mi alto refugio; Salvador mío; de violencia me libraste.

Salmos 22:5
Clamaron a ti, y fueron librados; Confiaron en ti, y no fueron avergonzados.

Salmos 44:5-7
Por medio de ti sacudiremos a nuestros enemigos; En tu nombre hollaremos a nuestros adversarios. Porque no confiaré en mi arco, Ni mi espada me salvará; Pues tú nos has guardado de nuestros enemigos, Y has avergonzado a los que nos aborrecían.

Salmos 118:8
Mejor es confiar en Jehová Que confiar en el hombre.