martes, octubre 20

Como Eliminar el Cincuenta por Ciento de las preocupaciones


Hola Gente!!! Como comenzaron la semana? Personalmente, ya desde el medio dia del domingo… para atrás… que feiito día de la madre y así seguí el lunes aunque aflojando jeje… como siempre podrán venir tormentas de gente que se hace la que le importamos y por atrás nos mandan puñaladas o patadas en el trasero… en fin la cosa es levantarse y seguir caminando… como una vez me dijo mi hermano hace muchos años “no dejes de caminar si alguien quiere ir a tu lado que acelere el paso, nunca seas vos la que vuelve atrás para que te alcance” muchas veces esperamos que nos digan la verdad, que no nos mientan o que nos consideren porque de alguna manera hemos invertido un tiempito, unos sentimientos, mas la gente hace lo que quiere… así que nos queda lo que muy comúnmente decimos y poco hacemos “cuidate” porque como decimos siempre nadie lo va hacer por vos… o por lo meno son en la medida que lo necesitas… cuidémonos de no poner toda la carne en el asador hasta ver que el fuego esta bien encendido y el suficiente para que el asado se cocine bien y en lo posible que sobre unas brasas.

Otra cosita perdí el celular… a los que tiene en sus manos mi C.V. si sale algún trabajo o mis contactos personales que seguramente han tratado de comunicarse este finde para saludar, comuníquense conmigo por mail, muchas gracias!

Con todo mi carinio por el apoyo incondicional que son y mas en los momentos difíciles, les deseo lo mjeor y mas!!!

Clauida

Como Eliminar el Cincuenta por Ciento

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Como Eliminar el Cincuenta por Ciento

de Nuestras Preocupaciones de Negocios

Si es usted una persona de negocios, probablemente está diciéndose en este

mismo momento: "El título de este capítulo es ridículo. He estado gobernando mis

negocios durante diecinueve años y, en verdad, si alguien conoce las respuestas,

ése soy yo. La idea de que alguien venga a decirme cómo puedo eliminar el

cincuenta por ciento de mis preocupaciones de negocios es sencillamente

absurda".

Muy bien. Yo me hubiera expresado exactamente igual hace unos años, si

hubiese visto un título así sobre un capítulo. Promete mucho y las promesas son

fáciles.

Seamos francos acerca de esto: cabe que no sea capaz de ayudarle a eliminar

el cincuenta por ciento de sus preocupaciones de negocios. En última instancia,

nadie puede hacer eso, salvo usted mismo. Pero lo que puedo hacer es mostrarle

cómo otras personas lo han hecho y dejar lo demás a su cargo.

Usted recordará que en la página 46 de este libro he incluido la siguiente cita

del mundialmente famoso Dr. Alexis Carrel: "Las personas de negocios que no

saben cómo combatir la preocupación mueren jóvenes".

Si la preocupación es cosa tan seria, ¿no le agradaría que yo pudiera ayudarle

a eliminar aunque sólo fuera el diez por ciento de sus preocupaciones? ¿Sí? Bien.

En tal caso, voy a mostrarle cómo un director eliminó, no el cincuenta por ciento

de sus preocupaciones, sino el setenta y cinco por ciento de todo el tiempo que

anteriormente dedicaba a conferencias tratando de resolver sus problemas de

negocios.

Además, no le voy a contar una historia acerca de un "señor Pérez", un "Sr. X"

o "un hombre que conocí en Ohio", una vaga historia que usted no pueda verificar.

Es una historia que se refiere a una persona muy real, a Leon Shimkin, socio y

gerente general de una de las más importantes editoriales de los Estados Unidos:

Simon and Schuster, Rockefeller Center, Nueva York.

He aquí la experiencia de Leon Shimkin en sus propias palabras:

"Durante dieciocho años pasé casi la mitad de cada día de trabajo celebrando

conferencias y discutiendo problemas. ¿Haremos esto o lo otro o no haremos

nada? Nos poníamos nerviosos, nos agitábamos en nuestras butacas, paseábamos por la habitación, discutíamos y dábamos mil vueltas al asunto.

Cuando llegaba la noche, estaba totalmente agotado. Suponía que esto seguiría

siendo así hasta el final de mis días. Lo había estado haciendo durante años y

años y nunca se me había ocurrido que pudiera haber un modo mejor de hacerlo.

Si alguien me hubiese dicho que podía eliminar tres cuartas partes del tiempo que

gastaba en esas fastidiosas conferencias y tres cuartas partes de mi tensión

nerviosa, me hubiera parecido un irresponsable optimista de poltrona. Sin

embargo, ideé un plan que consiguió precisamente eso. Lo estoy utilizando desde

hace ocho años. Ha obrado maravillas en lo que respecta a mi eficiencia, mi salud

y mi felicidad.

"Parece cosa de magia, pero como todos los trucos de la magia, resulta en

extremo sencilla cuando se ve cómo se hace.

"Aquí está el secreto. En primer lugar suspendí inmediatamente el

procedimiento que había estado utilizando en mis conferencias durante años y

años, un procedimiento que comenzaba con la exposición por parte de mis

cariacontecidos socios de todos los detalles de lo que había andado mal y

terminaba con la pregunta:

'¿Qué haremos?' En segundo término, establecí una nueva norma, la de que

todo aquel que deseara plantearme un problema debía antes prepararse y

presentar un memorándum contestando a estas cuatro preguntas:

"Pregunta 1: ¿Cuál es el problema?

(Antes pasábamos una o dos horas en una fastidiosa conversación sin que

nadie supiera específica y concretamente cuál era el verdadero problema. Nos

devanábamos los sesos discutiendo nuestras zozobras sin molestarnos nunca en

consignar por escrito en qué consistía el asunto)”

"Pregunta 2: ¿Cuáles son las causas del problema?

(Cuando paso revista a toda mi carrera, quedo aturdido ante las horas

desperdiciadas en fastidiosas conversaciones en las que nunca se intentaba

determinar con claridad qué es lo que había en la raíz del asunto)

"Pregunta 3: ¿Cuáles son las soluciones posibles del problema?

"(Antes, uno de los asistentes a la conferencia proponía una solución. Otro

discutía con el anterior. Los ánimos se excitaban. Con frecuencia,

abandonábamos el tema sin que nadie hubiese consignado por escrito los

diversos modos de resolver la cuestión)

"Pregunta 4: ¿Cuál es la mejor solución?

"(Yo solía conversar con gente que había pasado horas preocupándose ante

una situación y dando vueltas a un asunto sin concretar todas las soluciones

posibles y escribir después: Esta es la solución que yo recomiendo)

"Mis socios rara vez acuden ahora a mí con sus problemas. ¿Por qué? Porque

han descubierto que, con el fin de contestar a estas cuatro preguntas, tienen que

averiguar todos los hechos y estudiar los problemas a fondo. Y tras haber hecho

esto, ven, en las tres cuartas partes de los casos, que no tienen que consultarme

para nada, porque la solución adecuada ha brotado como la tostada que salta del

tostador eléctrico. Incluso en aquellos casos en que la consulta es necesaria, la

discusión sólo toma un tercio del tiempo que antes reclamaba, porque se

desenvuelve de un modo ordenado y lógico y marcha siempre hacia una

conclusión razonada.

"En Simon y Schuster se consume ahora mucho menos tiempo en

preocuparse y hablar en relación con lo que anda mal, y hay, en cambio, mucha

más acción para que las cosas anden bien."

Mi amigo Frank Bettger, una de las principales figuras de Norteamérica en

materia de seguros, casi duplicó sus ingresos con un método análogo.

Dice así Frank Bettger: "Hace años, cuando comencé a producir seguros, tenía

un entusiasmo ilimitado y me gustaba mi trabajo. En esto, sucedió algo. Sentí tal

desaliento que despreciaba mi trabajo y pensaba en abandonarlo. Creo que así lo

hubiera hecho si no hubiese tenido la idea, un sábado por la mañana, de sentarme

y tratar de llegar a la raíz de mis preocupaciones.

"1. Primeramente, me pregunté: '¿En qué consiste el problema?' El problema

era que no obtenía suficientes ingresos para la agobiada cantidad de visitas que

estaba haciendo. Parecía que yo actuaba perfectamente ante el presunto

asegurado hasta el momento de cerrar el trato. Entonces el cliente decía: 'Bien, lo

pensaré, señor Bettger. Venga a verme otro día'. Era el tiempo que perdía con

estas nuevas visitas lo que causaba mi depresión.

"2. Me pregunté: '¿Cuáles son las posibles soluciones?' Pero la contestación

reclamaba un examen de los hechos. Saqué mi registro de los últimos doce meses

y estudié las cifras.

"Hice un descubrimiento impresionante. Allí, en blanco y negro, descubrí que

el setenta por ciento de mis ventas lo había conseguido en la primera entrevista.

El veintitrés por ciento lo había sido en la segunda visita y sólo el siete por ciento

correspondía a terceras, cuartas o sucesivas visitas, las que me sacaban de quicio y me hacían perder el tiempo. En otros términos, estaba malgastando la mitad de

mi jornada de trabajo en una parte de mi negocio que sólo me producía el siete

por ciento.

"3. '¿Cuál es la respuesta?' La respuesta fue evidente. Inmediatamente

suprimí todas las visitas que excedieran de la segunda y dediqué el tiempo

sobrante a la busca de nuevos clientes. Los resultados fueron increíbles. En muy

poco tiempo dupliqué el provecho obtenido en cada visita que hacía."

Como he dicho, Frank Bettger llegó a ser uno de los vendedores de seguros

más conocidos en el país. Pero estuvo a punto de abandonar su profesión. Estuvo

a punto de admitir su fracaso. Hasta que el análisis del problema lo impulsó por el

camino del triunfo.

¿Puede usted aplicar estas preguntas a sus problemas de negocios? Repito

mi afirmación: pueden reducir sus preocupaciones en un cincuenta por ciento.

Helas aquí de nuevo:

1. ¿Cuál es el problema?

2. ¿Cuáles son las causas del problema?

3. ¿Cuáles son las posibles soluciones?

4. ¿Cuál es la mejor solución?

Dale Carnegui

sábado, octubre 17

Como Analizar y Resolver los Problemas de Preocupación

Hola Gente!!! En realidad este tendría que haber sido el primer articulo de la semana, pues les estoy enviando en partes del libro de Carnegie, así como se divide el mismo, sucede que al leer el otro me encanto para encarar la semana y como les dije se encendiera una chispa que nos lleve mas allá de lo que podemos creer que llegaremos.

Este libro es muy sustancioso por mas que se haya escrito hace tiempo… esa es la razón por la cual lo envío.. no me quiero extender mucho mas porque ya hay bastante info en este correo…

Como siempre saben que les tengo muchísimo cariño a ustedes que estando del otro lado, sabiéndolo o no, son un incentivo muy grande porque buscándoles artículos de como poder vivir mejor para enviarles primeramente me sirven a mi, que como ustedes, estoy en camino al crecimiento mediante el conocimiento de las cosas que nos suceden por el camino… si no conocemos nos toman por sorpresa y si las conocemos de ante mano, por mas que caigamos en ellas tendremos la opción de podernos levantar o mínimo, que la ciada no sea tan grande o tan dolorosa o dure tanto.

Sin mas les dejo mis mas sinceros cariños

Claudia

Como Analizar y Resolver los Problemas de Preocupación

Seis honrados servidores
me enseñaron cuanto sé;
Sus nombres son Cómo, Cuándo,
Dónde, Qué, Quién y Por qué.
Rudyard Kipling

¿Es que la fórmula mágica de Willis H. Carrier, descrita en la Parte Primera,
Capítulo II, resuelve todos los problemas de preocupación? No, claro está que no.
Entonces ¿cuál es la respuesta? La respuesta es que debemos equiparnos para
tratar las diferentes clases de preocupaciones aprendiendo los tres pasos básicos
del análisis del problema.

Los tres pasos son:
1. Obtenga todos los hechos.
2. Considere todos los hechos, entonces llegue a una decisión.
3. Después de tomar una decisión, ¡actúe!

¿Pura evidencia? Sí, Aristóteles la enseñó... y la utilizó. Y usted y yo debemos
también utilizarla, si es que queremos resolver los problemas que nos acosan y
transforman nuestros días y noches en verdaderos infiernos.

Tomemos la primera regla: Obtenga todos los hechos. ¿Por qué es tan
importante obtener los hechos? Porque sin tener los hechos no podemos ni
intentar siquiera resolver nuestros problemas de un modo inteligente. Sin los
hechos, todo lo que podemos hacer es acalorarnos en plena confusión. ¿Idea
mía? No, es la idea del extinto Herbert E. Hawkes, que fuera Decano de la
Universidad de Columbia durante veintidós años. H. E. Hawkes había ayudado a
doscientos mil estudiantes a resolver sus problemas de preocupación y me dijo
que "la confusión era la causa principal de las preocupaciones". Me lo dijo de este
modo: "La mitad de la preocupación que existe en el mundo obedece a que las
personas intentan tomar decisiones sin un conocimiento suficiente sobre el que
basar una decisión. Por ejemplo, si yo tengo un problema que debe ser encarado
a las tres del próximo martes, me niego a intentar siquiera una decisión hasta que
el próximo martes llegue. Entretanto, procuro obtener todos los hechos que se
refieren al problema. No me preocupo ni mi problema me angustia. No pierdo el
sueño. Simplemente, me dedico a conseguir los hechos. Y para cuando llega el martes, si he conseguido todos los hechos, el problema se resuelve por sí
mismo..."

Pregunté al decano Hawkes si esto significaba que había eliminado las
preocupaciones por completo. Y me contestó así: "Sí, creo que puedo decir
honradamente que mi vida está casi totalmente libre de preocupaciones. Entiendo
que, si una persona dedica su tiempo a obtener los hechos de un modo imparcial y
objetivo, sus preocupaciones se disiparán por lo general a la luz del conocimiento".
Permítaseme que repita que, "si una persona dedica su tiempo a obtener los
hechos de un modo imparcial y objetivo, sus preocupaciones se disiparán por lo
general a la luz del conocimiento".

Pero ¿qué hacemos la mayoría de nosotros? Si es que nos dedicamos algo a
los hechos - Thomas Edison dijo con toda seriedad que "no hay expediente al que
la gente no recurra para evitarse el trabajo de pensar" - nos lanzamos como perros
perdigueros tras los hechos que refuerzan lo que ya pensamos y pasamos por alto
todos los demás. Sólo queremos los hechos que justifican nuestros actos, los
hechos que encajan en nuestro modo de pensar y nuestros deseos y sirven de
apoyo a nuestros juicios preconcebidos.

Como dijo André Maurois: "Todo aquello que está de acuerdo con nuestros
deseos personales parece verdad. Todo lo que no está de acuerdo nos enfurece".

¿Puede extrañar así que nos parezca tan difícil llegar a la solución de nuestros
problemas? ¿No nos resultaría tan difícil resolver un problema de aritmética
elemental, si partiéramos de la presunción de que dos y dos son cinco? Sin
embargo, hay muchas personas en este mundo que se amargan la vida y
amargan la de los demás por insistir en que dos y dos son cinco... o tal vez
quinientos...

¿Qué cabe hacer con esto? Tenemos que mantener nuestras emociones al
margen de nuestros pensamientos y, como dijo Hawkes, debemos obtener los
hechos de un "modo imparcial y objetivo".

Esto no es una tarea fácil cuando estamos preocupados. Cuando estamos
preocupados, nuestras emociones son muy vivas. Pero he aquí dos ideas que me
ayudan mucho cuando trato de apartar mis problemas, con objeto de ver los
hechos de una manera clara y objetiva.

1. Cuando trato de obtener los hechos, simulo que estoy recogiendo la
información, no para mí, sino para tercera persona. Esto me ayuda a ver la
evidencia de una manera fría e imparcial. Esto me ayuda a eliminar mis
emociones.

2. Cuando trato de recoger los hechos acerca de un problema que me
preocupa, simulo a veces que soy un abogado que se prepara a defender a la
parte contraria en el asunto. En otros términos, trato de conseguir todos los
hechos que me perjudican, todos los hechos que dañan a mis deseos, todos los
hechos que me disgusta encarar.

Después consigno tanto el punto de vista mío como el punto de vista contrario
y, por lo general, me doy cuenta de que la verdad se encuentra en algún punto
intermedio de estos dos extremos.

Aquí está lo que quiero señalar. Ni usted, ni yo, ni Einstein, ni la Suprema
Corte de Justicia poseemos la inteligencia suficiente para alcanzar una decisión
acertada acerca de un problema cualquiera sin obtener primeramente los hechos.
Thomas Edison lo sabía. En el momento de su muerte tenía dos mil quinientos
cuadernos de notas llenos de hechos referentes a los problemas que estudiaba.
Por tanto, la Regla 1 para resolver nuestros problemas es: Obtener todos los
hechos. El decano Hawkes lo hizo: no intentemos siquiera resolver nuestros
problemas sin recoger primeramente todos los hechos de un modo imparcial.
Sin embargo, recoger todos los hechos del mundo no nos serviría de nada
hasta analizarlos e interpretarlos.

Después de costosa experiencia, he llegado a la conclusión de que es mucho
más fácil analizar los hechos si éstos han sido consignados por escrito. En
realidad, la mera circunstancia de tener escritos los hechos en un trozo de papel y
de plantear nuestro problema con claridad ayuda mucho a llegar a una solución
razonable. Como dice Charles Kettering, "un problema bien planteado es un
problema medio solucionado".

Permítaseme que muestre cómo esto funciona en la práctica. Ya que los
chinos dicen que un cuadro vale diez mil palabras, supongamos que yo les
muestro un cuadro de cómo un hombre pone en acción concreta lo que estamos
hablando.

Tomemos el caso de Galen Litchfield, un hombre a quien conozco desde hace
varios años; es uno de los hombres de negocios norteamericanos del Lejano
Oriente que más fortuna ha tenido. El señor Litchfield estaba en China en 1942,
cuando los japoneses ocuparon Shangai. Y he aquí el relato que me hizo durante
su permanencia como invitado en mi casa.

Galen Litchfield se expresó en estos términos: "Poco después de que los
japoneses dieran el golpe de Pearl Harbor, cayeron como un enjambre sobre
Shangai. Yo era gerente de la Asia Life Insurance Company, una empresa de seguros de vida, en la metrópoli china. Nos enviaron un 'liquidador militar' - se
trataba de un almirante, en realidad - y me dieron órdenes para que ayudara a
este hombre en la liquidación de nuestros bienes. Yo no tenía opción en el asunto.
Tenía que cooperar o de otro modo... Y el 'otro modo' significaba una muerte
segura.

"Inicié la labor que se me pedía, porque no tenía alternativa. Pero había un
paquete de valores que, suponiendo 750.000 dólares, dejé fuera de la lista que
presenté al almirante. Hice esto porque los valores pertenecían a nuestra
organización de Hong Kong y nada tenían que ver con nuestros bienes de
Shangai. De todos modos, temía verme en apuros muy serios si los japoneses
descubrían lo que había hecho. Y lo descubrieron muy pronto.

"Yo no estaba en la oficina cuando se hizo el descubrimiento, pero mi jefe de
contabilidad presenció lo sucedido. Me dijo que el almirante japonés se enfureció,
pateó el suelo, lanzó juramentos y me llamó ladrón y traidor. ¡Había desafiado al
ejército japonés! Sabía lo que aquello significaba. Sería arrojado a la Bridgehouse,
la "Casa del Puente".

"La Bridgehouse... ¡La sala del tormento de la Gestapo japonesa! Había tenido
amigos personales que se habían matado antes de dejarse llevar a aquella prisión.
Ahora se me daba a mí mismo ese destino...

"¿Qué hice? Las noticias me llegaron un domingo por la tarde. Supongo que lo
natural es quedarse aterrado. Y yo me hubiera quedado aterrado, si no hubiese
contado con una técnica muy concreta para solucionar mis problemas. Desde
hacia años, siempre que había estado preocupado, había ido a mi máquina de
escribir y escrito dos preguntas y las respuestas a las mismas:
1. ¿Qué es lo que me preocupa?
2. ¿Qué puedo hacer acerca del asunto?

"Había intentado contestar a estas preguntas sin escribirlas. Pero abandoné el
sistema hacía tiempo. Entendía 'que escribir las preguntas y las respuestas
aclaraba mis pensamientos. Por lo tanto, aquella tarde de domingo fui
derechamente a mi habitación en la Asociación Cristiana de Jóvenes de Shangai,
saqué la máquina de escribir y escribí:

"1. ¿Qué es lo que me preocupa?
"Temo ser arrojado a la Bridgehouse mañana por la mañana.
"En seguida escribí la segunda pregunta: "

2. ¿Qué puedo hacer acerca del
asunto? "Pasé horas pensándolo y consigné los cuatro caminos que podía tomar y
las probables consecuencias de cada caso:
1. Puedo intentar una explicación ante el almirante japonés. Pero "no
habla inglés". Si trato de explicarle por medio de un intérprete, puedo
enfurecerlo de nuevo. Esto significaría la muerte, porque es cruel y
preferirá arrojarme a la Bridgehouse que moles tarse en conversar.
2. Puedo intentar la fuga. Imposible; me seguirían la pista en todo
momento. Tengo que dejar constancia de mis entradas y salidas en la
Asociación. Si intento fugarme, lo probable es que me atrapen y me
fusilen.
3. Puedo quedarme aquí, en mi habitación, y no acercarme más a la
oficina. Si hago esto, el almirante japonés tendrá sospechas y
probablemente enviará soldados en mi busca y me arrojará a la
Bridgehouse sin darme la oportunidad de decir una sola palabra.
4. Puedo ir a la oficina como de costumbre el luna por la mañana. Si lo
hago, cabe que el almirante japonés esté tan ocupado que no piense en
lo que hice. Si piensa en ello, cabe que se haya tranquilizado y no me
moleste. Si sucede esto, todo irá bien. Si me molesta, todavía tengo la
posibilidad de intentar una explicación. Por tanto, si voy a la oficina
como de costumbre el lunes por la mañana y procedo como si nada
hubiese sucedido, tengo dos oportunidades de escapar a la
Bridgehouse.

"En cuanto lo pensé todo y decidí aceptar el cuarto plan - ir a la oficina como
de costumbre el lunes por la mañana - sentí un inmenso alivio.

''Cuando entré en la oficina a la mañana siguiente, el almirante japonés estaba
sentado a su mesa con un cigarrillo que colgaba de sus labios. Me miró con su
expresión habitual y no dijo nada. Seis semanas después - gracias a Dios - se fue
a Tokio y mis zozobras terminaron.

"Como he dicho, me salvé probablemente gracias a haberme sentado a una
mesa aquella tarde de domingo, a haber escrito las diversas medidas que podía
tomar y las probables consecuencias de cada una y a haber llegado
tranquilamente a una decisión. Si no hubiese hecho esto, cabe que hubiera
tropezado, vacilado y caído a causa de las angustias del momento. Si no hubiese
meditado sobre el problema y llegado a una decisión, hubiera estado
preocupadísimo toda la tarde del domingo. No hubiese dormido en toda la noche.
Hubiese ido a la oficina en la mañana del lunes con una expresión de agobio y
zozobra y esto era bastante para provocar los recelos del almirante japonés e
inducirlo a la acción.

"La experiencia me ha demostrado una y otra vez el enorme valor que tiene
llegar a una decisión. Lo que lleva a la gente a los derrumbamientos nerviosos y a
situaciones insoportables es el no llegar a una meta señalada, el dar una y mil
vueltas enloquecedoras. Encuentro que el cincuenta por ciento de mis
preocupaciones se desvanecen en cuanto llego a una decisión clara y definida;
hay otro cuarenta por ciento que se desvanece por lo general cuando comienzo a
poner esta decisión en práctica.

"Por tanto, yo consigo eliminar el noventa por ciento de mis preocupaciones
dando los cuatro pasos que siguen:
1. Consignar precisamente por escrito qué es lo que me preocupa.
2. Consignar por escrito lo que puedo hacer acerca del asunto.
3. Decidir lo que voy a hacer.
4. Comenzar inmediatamente a llevar a cabo mi decisión."

Galen Litchfield fue después director para el Lejano Oriente de la Starr, Park
and Freeman, Inc., de Nueva York, importante empresa financiera y de seguros.
Esto lo convirtió en uno de los más importantes hombres de negocios
norteamericanos en Asia y me ha confesado que debe buena parte de su
afortunada carrera a este método de analizar la preocupación y de encararla
decididamente.

¿Por qué el método es tan soberbio? Porque es eficiente y concreto, porque
va directamente al cogollo del problema. Ademas, es un método que lleva en lo
alto la tercera e indispensable regla: Hacer algo acerca del asunto. Si no lo
traducimos todo en acción, la averiguación y el análisis de los hechos no servirán
de nada, no serán más que un despilfarro de energías.

William James dijo esto: "Una vez que haya llegado a la decisión y que la
ejecución sea la orden del día, rechace absolutamente cualquier responsabilidad o
cuidado acerca de las consecuencias". Quería decir que, una vez que se haya
tomado una meditada decisión basada en los hechos, hay que actuar. No se
detenga usted con nuevas reflexiones. No comience a vacilar y a volver sobre sus
pasos. No se pierda en dudas que engendran otras dudas. No mire hacia atrás por
encima de su hombro.

En una ocasión pregunté a Waite Phillips, uno de los más destacados
industriales del petróleo de Oklahoma, cómo llevaba a cabo sus decisiones. Y me
contestó: "Encuentro que pensar acerca de nuestros problemas más allá de cierto
punto tiende a crear confusión y preocupaciones. Llega un momento en el que
cualquier investigación o meditación ulterior resulta dañosa. Llega un momento en
que debemos decidir, actuar y no mirar ya hacia atrás".

¿Por qué no emplea usted la técnica de Galen Litchfield ahora mismo para una
de sus preocupaciones? Tome papel y lápiz, transcriba las preguntas que damos a
continuación y consigne en el mismo su respuesta a cada una de ellas.

He aquí
Pregunta Nº 1. - ¿Qué es lo que me preocupa?
Pregunta Nº 2. - ¿Qué puedo hacer acerca del asunto?
Pregunta Nº 3. - ¿Qué voy a hacer en relación con el asunto?
Pregunta N° 4. - ¿Cuándo voy a comenzar a hacerlo?

(No deje de escribir las respuestas a cada pregunta.)

Dale Carnegie

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lunes, octubre 12

Actitud de Búsqueda


Hola gente como va la vida??? Espero que la semana haya comenzado mas que bien con una nueva actitud de búsqueda. Encontré, buscando un articulo, este cortito pero interesante de Miguel Ángel Cornejo, me pareció un pequeño empujoncito, una chispa que nos impulse a robarle a esta semana ese sueño o mínimo la meta para ir subiendo la escalera que nos conduce a realizar nuestro sueño…


Muchas veces es duro, muchas veces erramos el camino o tomamos un atajo o una bifurcación, otras veces creemos que las personas que aparecen a la vera del camino son las que nos acompañaran en el mismo, pero al final nos damos cuenta que solo han sido estorbos que nos han robado tiempo, salud y alegrías… que por mas buenas parecieran sus presencias, o que quizás fueran realmente buenas, pero no para nosotros en nuestro camino y solo nos distraen y desenfocan de lo que deseamos alcanzar… hasta muchas veces por esas personas cámbianos nuestros enfoques y hasta cambiamos nuestros sueños por creer que sus compañías son lo mejor y luego de un tiempo nos sentimos vacíos y son propósito en esta vida y eso nos sucedió por el hecho de abandonar ese sueño que se forjo en nuestro corazón por tanto tiempo y que dejamos por soñar el sueño de otro o creerle a otro que un sueño donde el encajaba justo era nuestro verdadero sueño.


De alguna forma, siempre hay posibilidad de volvernos del camino mal andado y retomar el buen camino, con menos tiempo pues lo hemos perdido y eso si es lo único o una de las pocas cosas que ya no se recuperan… pero hasta la muerte siempre hay tiempo de emprender el buen camino, aun la muerte nos encuentre el la mitad del camino, tendremos la alegría de que en algún momento de nuestra vida lo hemos retomado… eso si, no te lo roba nadie!


A darte ánimos, a darnos ánimos de seguir, de retomar, de volver lo mal andado y cursarnos nuevamente en lo bueno, y a tomar eso para lo cual fuimos creados…

Te cuento que no estas acá en este mundo solo porque si… sino solo, un detalle, mira a tus hijos o los hijos de tus hijos y si no los tienes solo imagina tenerlos… ya fuiste creado para ser el comienzo o la continuación de parte de generaciones que si vos no estuvieses no existirían y quien te dice de cuanto bien le haría falta a este mundo alguna de esas personas que viene luego de vos, no se, como un científico que descubre algo, un presidente que cambia algún país, un animador, un líder que lleva a gente a vivir vidas mejores… quien sabe no?…


Anímate anda por mas, saca lo que te frena, quítate peso del equipaje que estas llevando en esta vida y ponete en marcha… todavía hay mucho mas por conquistar!!!!!


Les envió mis cariños.


Claudia


Actitud de Búsqueda


Cuando en tu vida concluye una etapa, cuando una cima logras conquistar, cuando obtenemos al fin lo que deseábamos alcanzar, cuando después de la euforia natural al deleitarnos con la victoria de un sueño convertido en realidad nos enfrentamos a un espacio vacío y nuestro espíritu busca con ansia realizar una nueva conquista, es cuando encontramos el tesoro que cada día podemos acrecentar y en la dimensión de nuestra búsqueda estará nuestra grandeza.


Buscar es un camino que nos lleva a la sorpresa diaria de algo diferente, así en cada amanecer debemos proponernos algo nuevo descubrir, con esta actitud jamás el aburrimiento nos alcanzará y mantendremos entonces nuestra capacidad de asombro, pues a cada instante de nuestra vida existirán dimensiones distintas por conocer, áreas no descubiertas en la ciencia o en la técnica, rasgos desconocidos en los seres vivos y en nosotros mismos.


Tu búsqueda será el pasaporte para vivir sin hastío, en un crecimiento continuo, sin más límites que los que tú quieras imponerte, en un camino sin final, un sendero de luz que jamás dejará en la oscuridad tu espíritu.


Conserva por siempre esa chispa para que ilumine por siempre tu ser, nunca ceses de buscar y siempre podrás encontrar. En ti mismo existe la grandeza infinita de Dios, en esa búsqueda la encontrarás y una vez conociéndolo, tus fronteras se convertirán en inmensidad no conocida del Creador.


Miguel Ángel Cornejo

jueves, octubre 8

El Daño que la Preocupación Puede Hacernos

Hola Gente!!! Espero hayan comenzado la semana con nuevas fuerzas para ir detrás de sus sueños!!! Este libro que les estoy enviando por capítulos o temas, según se presenten, esta muy bueno para este fin… el de renovarnos cada día, cada minuto, para ir detrás de las metas y deseos que hemos estado atesorando en nuestros corazones.

La preocupación es todo un tema! Por eso este mail esta un poquito larguito, le he borrado un par de cosas pero esta muy sustancioso para sacarle mas, así que espero les sirva como me sirve a mi, como muchas veces se los he dicho, no es que ya lo haya alcanzado.

Una vez escuche, y con mucha razón, hay que ocuparse en vez de preocuparse… la Biblia dice “haz todo lo que te venga a la mano” y “Dios logra imposibles” porque es experto en eso… así que si juntamos estas 2 verdades nos queda: vos hace lo que te venga en mano que Dios hará el resto.

No es fácil, nada fácil, pero que bien se siente cuando uno lo logra, cuando uno logra superar la barrera del miedo, del no puedo, del no se… y alcanza eso que ha deseado por mucho tiempo!

Los dejo con el articulo… les aconsejo leerlo hasta el final, sáltense partes de las historias si les parece muy largo pero léanlo hasta el final, esta muy bueno.

Mis mas afectuosos cariños para todos ustedes y muy buen fin de semana!!!

Claudia


El Daño que la Preocupación Puede Hacernos

Aquellos que no saben cómo combatir
la preocupación mueren jóvenes.
Dr. Alexis Carrel.

Hace muchos años un vecino llamó a mi puerta y me instó a que me vacunara
y vacunara a toda mi familia contra la viruela. Era uno de los miles de voluntarios
que estaban llamando a todas las puertas de la Ciudad de Nueva York.

Asustadas, las gentes esperaban horas enteras para ser vacunadas. Los puestos
de vacunación se abrían, no sólo en los hospitales, sino también en estaciones de
bomberos, puestos de policía y grandes fábricas. Más de dos mil médicos y
enfermeras trabajaron febrilmente noche y día, vacunando a las multitudes. ¿Cuál
era la causa de toda esta excitación? Ocho personas de la Ciudad de Nueva York
tenían viruela y otras dos habían fallecido. Eran dos muertes en una población de
casi ocho millones.

Ahora bien, yo había vivido en Nueva York durante más de treinta y siete años
y, sin embargo, nadie había llamado a mi puerta para prevenirme contra la
enfermedad emocional de la preocupación, una enfermedad que, durante los
últimos treinta y siete años, ha causado diez mil veces más daño que la viruela.

Ningún visitante me ha advertido que una persona de cada diez entre las que
viven ahora en los Estados Unidos padecerá un desfallecimiento nervioso,
causado en la mayoría de los casos por la preocupación y las emociones. Por esta
razón escribo este artículo para llamar a las puertas de ustedes y prevenirles.

El gran ganador del premio Nobel de Medicina, Alexis Carrel, dijo: "Aquellos
que no saben cómo combatir la preocupación mueren jóvenes". Y otro tanto
sucede con las amas de casa, veterinarios y albañiles.

Hace unos cuantos años pasé mis vacaciones paseando en automóvil por
Texas y Nuevo México en compañía del doctor O. F. Gober, médico jefe de la Gulf
Colorado and Santa Fe Hospital Association. Hablamos acerca de los efectos de
la preocupación y mi compañero me dijo: "El setenta por ciento de todos los
pacientes que acuden a los médicos podrían curarse por sí mismos con sólo
liberarse de sus temores y preocupaciones. Y no piense por un momento que
quiero decir que sus enfermedades son imaginarias. Sus enfermedades son tan
reales como un terrible dolor de muelas y en ocasiones cien veces más graves. Me refiero a enfermedades como la indigestión nerviosa, algunas úlceras del estómago, perturbaciones cardíacas, el insomnio, algunas jaquecas y algunos tipos de parálisis.

"El miedo causa preocupación. La preocupación pone a uno tenso y nervioso,
afecta a los nervios del estómago, cambia los jugos gástricos de normales a
anormales y frecuentemente provoca úlceras estomacales".

El Dr. Joseph F. Montague, autor del libro Nervios y problemas del estómago
(Nervous Stomach Trouble), dice algo muy parecido. Dice esto: "Las úlceras del
estómago no vienen de lo que se come. Vienen de lo que lo está comiendo a uno".

El Dr. W. C. Alvarez, de la Clínica Mayo, asegura: "Con frecuencia las úlceras
empeoran o mejoran de acuerdo con las subidas y bajadas de las perturbaciones
emocionales".

Esta declaración se ve confirmada por un estudio de 15.000 pacientes tratados
de desórdenes digestivos en la Clínica Mayo. Cuatro de cada cinco de ellos no
tenían una base física para sus enfermedades del estómago. El miedo, la
preocupación, el odio, un egoísmo supremo y la incapacidad para ajustarse al
mundo de las realidades eran en buena parte las causas de sus enfermedades y
sus úlceras de estómago...

Recientemente estuve en correspondencia con el doctor Harold C. Habein, de
la Clínica Mayo. Este médico leyó un informe en la reunión anual de la Asociación
Norteamericana de Médicos y Cirujanos Industriales y declaró que había
efectuado un estudio de 176 ejecutivos que tenían un promedio de edad de 44,3
años. E informó que algo más de una tercera parte de estos ejecutivas padecían
uno de los tres achaques peculiares de una vida de tensión: enfermedad del
corazón úlceras del aparato digestivo y presión sanguínea alta. ¡Piensen ustedes!
Una tercera parte de nuestros ejecutivos están echando a perder sus organismos
con enfermedades cardíacas, úlceras y presiones altas antes de llegar a los
cuarenta y cinco años. ¡Qué precio para el éxito! ¡Y ni siquiera lo compran! ¿Cabe
considerar pagar el éxito, la prosperidad en los negocios con úlceras de estómago
y perturbaciones del corazón? ¿Qué consigue una persona si gana el mundo
entero y pierde la salud? Aunque fuera dueño del mundo, sólo podría dormir en
una cama a la vez y comer tres veces por día. Cualquier mozo de cuerda puede
hacer esto y probablemente dormir más profundamente y disfrutar más de sus
comidas que un poderoso hombre de negocios. Francamente, prefiero ser una simple persona sin responsabilidad que en la ruina a los cuarenta y cinco años por
el afán de estar dirigiendo una empresa de ferrocarriles o una fábrica de cigarrillos.
Uno de los fabricantes de cigarrillos más conocido en el mundo cayó muerto
hace poco como consecuencia de un síncope cardíaco mientras trataba de
disfrutar de unas vacaciones en los bosques del Canadá. Había amasado
millones... y murió a los sesenta y un años. Probablemente cambió años de vida
por lo que se llama "éxito en los negocios".
A mi juicio, este magnate de los cigarrillos con todos sus millones no fue la
mitad de realizador siquiera que mi padre - un labrador de Missouri - que murió a
los ochenta y nueve años sin un centavo.

Los famosos hermanos Mayo declararon que más de la mitad de nuestros
lechos de hospital estaban ocupados por personas con padecimientos nerviosos.
Sin embargo, cuando los nervios de estas personas son estudiados con un
poderoso microscopio en un examen postmortem, parecen en la mayoría de los
casos tan sanos como los de Jack Dempsey. Sus "padecimientos nerviosos" son
causados, no por un deterioro físico de los nervios, sino por emociones de
inutilidad, frustración, ansiedad, zozobra, miedo, derrota, desesperación. Platón
dijo que "el mayor error que los médicos cometen es intentar la curación del
cuerpo sin intentar la curación del alma; sin embargo, alma y cuerpo son uno y no
deberían ser tratados separadamente".

La ciencia médica necesitó dos mil trescientos años para reconocer esta gran
verdad. Estamos empezando ahora precisamente a desarrollar una nueva especie
de medicina llamada psicosomática, una medicina que trata a la vez el alma y el
cuerpo. Es hora ya de que realicemos esto, porque la ciencia médica ha eliminado
en gran parte el terrible mal causado por los gérmenes físicos, las enfermedades
como la viruela, el cólera, la fiebre amarilla y docenas de otras plagas que han
llevado a innumerables millones a la tumba prematura. Pero la ciencia médica ha
sido incapaz de hacer frente a las ruinas mentales y físicas causadas, no por los
gérmenes, sino por las emociones de la preocupación, el miedo, el odio, la
frustración y la desesperación. Las bajas ocasionadas por estas enfermedades de
tipo emotivo están aumentando y extendiéndose con rapidez catastrófica.

¿Cuáles son las causas de la enfermedad mental? Nadie conoce todas las
respuestas. Pero es muy probable que el miedo y la preocupación fueran en
muchos casos factores contribuyentes. El individuo angustiado y acosado que es
incapaz de hacer frente al áspero mundo de la realidad rompe sus contactos con
el ambiente y se retira a un mundo privado de sueños que él mismo se fabrica, y
esto resuelve sus problemas de preocupación.

Mientras escribo, tengo sobre mi mesa un libro del doctor Edward Podolsky
titulado Stop Worrying and Get Well (Deje de preocuparse y póngase bien). He
aquí los títulos de algunos de los capítulos de este libro:

Cómo afectan las preocupaciones al corazón. La
alta presión sanguínea está alimentada por la preocupación.
El reumatismo puede tener por causa la preocupación.
Preocúpese menos, por el bien de su estómago.
Como la preocupación puede causar un resfrío. La
preocupación y la tiroides. La preocupación y la diabetes.

Otro libro que enseña mucho acerca de la preocupación es Man Against
Himself (El hombre contra si mismo), del Dr. Karl Menninger, uno de los
"hermanos Mayo de la psiquiatría". El libro del Dr. Menninger no da recetas para
suprimir las preocupaciones, pero ofrece una asombrosa revelación acerca de
cómo dejamos que la ansiedad, la frustración, el odio, el resentimiento, la rebelión
destruyan nuestro cuerpo y nuestra mente.

La preocupación puede hacer un enfermo de la persona más vigorosa. El
general Grant lo descubrió durante los últimos días de la guerra civil. La historia
dice así: Grant había estado sitiando a Richmond durante nueve meses. Las
tropas del general Lee, harapientas y hambrientas, fueron vencidas. Desertaban
regimientos enteros. Otros se dedicaban a rezar en sus carpas; gritaban, lloraban
y veían visiones. El fin estaba muy próximo. Los hombres de Lee prendieron fuego
a los almacenes de algodón y tabaco de Richmond, destruyeron el arsenal y
huyeron de la ciudad durante la noche, mientras enormes llamas rasgaban la
oscuridad. Grant los persiguió de cerca; acosó a los confederados por los flancos
y la retaguardia, mientras la caballería de Sheridan los atacaba de frente, cortaba
las líneas de comunicación y se apoderaba de trenes de abastecimiento.
Grant, medio ciego y con una violenta jaqueca, se sintió muy enfermo detrás
de su ejército y se detuvo en una granja. Y consigna en sus Memorias: "Pasé la
noche con mis pies en un baño de agua caliente y mostaza y poniéndome
emplastos de mostaza en las muñecas y la es palda, con la esperanza de estar
curado por la mañana".
A la mañana siguiente se curó instantáneamente., Y lo que lo curó no fue la
mostaza, sino un jinete que llegó galopando por el camino con una carta de Lee
en la que éste decía que quería rendirse.
Grant escribió: "Cuando el oficial (el que llevaba el mensaje) llegó hasta mí,
seguía todavía con mi violenta jaqueca, pero, en cuanto vi el contenido de la nota,
me curé".
Evidentemente, eran las preocupaciones, tensiones y emociones de Grant las
causas de su enfermedad. Se curó instantáneamente en cuanto sus emociones
fueron las de la confianza, la realización y la victoria.

Setenta años después, Henry Morgenthau, Secretario de la Tesorería en el
gabinete de Franklin D. Roosevelt, descubrió que las preocupaciones lo
enfermaban hasta aturdirlo. Consigna en su diario que se sintió terriblemente
preocupado cuando el Presidente, con el fin de elevar el precio del trigo, compró
en un solo día 4.400.000 bushels de este producto. Dice: "Me sentí literalmente
aturdido al ver en marcha la cosa. Me fui a casa y tuve que permanecer en la
cama dos horas después de almorzar".

Si se quiere ver lo que la preocupación significa para las personas, no hace
falta ir a una biblioteca o a un médico. A mí me basta mirar por la ventana de mi
casa; puedo ver así, a menos de una cuadra, una casa donde la preocupación
causó un derrumbamiento nervioso y otra casa donde un hombre se preocupó
hasta la diabetes. Cuando la Bolsa bajó, el azúcar de su sangre y su orina subió.
Cuando Montaigne, el ilustre filósofo francés, fue elegido alcalde de su ciudad
- Burdeos - dijo a sus conciudadanos: "Quiero tomar vuestros asuntos en mis
manos, pero no en mi hígado o mis pulmones".
Este vecino mío tomó los asuntos de la Bolsa en su sangre y casi se mató.

La preocupación puede colocamos en un sillón de ruedas con reumatismo y
artritis. El Dr. Russell L. Cecil, de la Escuela de Medicina de la Universidad
Cornell, es una autoridad mundial en artritis y, como he indicado ya, ha
enumerado cuatro de las situaciones que con más frecuencia provocan esta
enfermedad:
1. Fracaso en la vida matrimonial.
2. Desastre financiero.
3. Soledad y preocupación.
4. Resentimientos largo tiempo alimentados.

La preocupación puede causar hasta las caries dentales. El Dr. William I. L.
McGonigle dijo en un informe ante la Asociación Dental Norteamericana que "las
emociones desagradables, como las causadas por la preocupación, el miedo, el
enfado... pueden trastornar el equilibrio del calcio en el organismo y originar las
caries". El Dr. McGonigle se refirió a un paciente que. tuvo una dentadura perfecta
hasta que comenzó a preocuparse ante la repentina enfermedad de su mujer.
Durante las tres semanas que duró la permanencia de la esposa en el hospital,
este hombre tuvo nueve caries. Eran caries causadas por la preocupación.

¿Han visto ustedes alguna vez a una persona con una tiroides muy
hiperactiva? Yo sí, y puedo decirles que personas así tiemblan y parecen alguien a
quien se ha dado un susto mortal. En realidad, a esto equivale tal estado. La
glándula tiroides, la glándula que regula el organismo, ha sido sacada de quicio.
Acelera el hígado y todo el cuerpo ruge furiosamente, como un horno con todos
sus tiros abiertos. Y si esto no se remedia con una operación o un tratamiento, la
víctima puede morir, puede "quemarse a sí misma".

Hace poco tiempo fui a Filadelfia con un amigo mío que padecía esta
enfermedad. Fuimos a ver a un famoso especialista, un médico que había estado
tratando esta clase de enfermedades desde hacía treinta y ocho años. Y ¿qué
consejo creen ustedes que colgaba de una pared de la sala de espera, escrito en
un gran cuadro de madera para que todos los pacientes pudieran verlo? Helo
aquí. Lo copié en el reverso de un sobre mientras esperábamos:

DESCANSO Y RECREO
Las fuerzas que más descansan y recrean son
una religión saludable, sueño, música y risas.
Tened fe en Dios, aprended a dormir bien,
amad la buena música y ved el lado divertido de la vida.
Y la salud y la felicidad serán vuestras.

Pocas cosas pueden envejecer a una mujer y destruir su buena presencia más
rápidamente que la preocupación. La preocupación aja el rostro. Nos hace apretar
las mandíbulas y surca nuestros rostros con arrugas. Nos crea un ceño
permanente. Hace que nuestros cabellos se vuelvan grises, y, en ocasiones, hasta
que caigan. Puede echar a perder el cutis y hasta provocar toda clase de
manchas, erupciones y granos.

Las enfermedades del corazón constituyen actualmente el criminal número
uno de Norteamérica. Durante la segunda guerra mundial, casi un tercio de millón
murieron en combate, pero, durante el mismo período, el mal del corazón mató a
dos millones de civiles y un millón de estas bajas tuvieron por causa ese mal de
corazón que provocan las preocupaciones y la vida tensa. Sí, la enfermedad del
corazón es una de las principales razones que hicieron decir al Dr. Alexis Carrel:
"Aquellos que no saben combatir la preocupación mueren jóvenes".

William James dijo: "El Señor puede perdonar nuestros pecados, pero el
sistema nervioso nunca lo hace". He aquí un hecho impresionante y casi increíble:
son más los norteamericanos que se suicidan que los que , mueren de las cinco
enfermedades más corrientes.
¿Por qué? La respuesta es en gran parte: "Preocupación".

Cuando los crueles señores de la guerra chinos querían torturar a sus
prisioneros, los ataban de pies y manos y los colocaban bajo una bolsa de agua
que constantemente goteaba... goteaba... goteaba... día y noche. Estas gotas de agua que caían sin cesar sobre la cabeza acababan siendo martillazos y
enloquecían a las víctimas. Este mismo método de tortura fue empleado por la
Inquisición española y en los campos de concentración alemanes.
La preocupación es como la gota, gota, gota constante; y la gota, gota, gota
constante de la preocupación lleva frecuentemente a los hombres a la locura y el
suicidio.

Cuando era yo un muchacho campesino del Missouri me aterraba escuchar a
Billy Sunday la descripción de los fuegos infernales en el otro mundo. Pero nunca
le oí mencionar los fuegos infernales de la agonía física que los que se preocupan
tienen que soportar aquí y ahora. Por ejemplo, si usted padece una preocupación
crónica, puede usted verse asaltado por uno de los dolores más espantosos que
jamás haya soportado el hombre: la angina de pecho.

¿Ama usted la vida? ¿Quiere usted vivir mucho y disfrutar de buena salud? He
aquí lo que usted puede hacer. Estoy citando otra Vez al Dr. Alexis Carrel. Dijo
así: "Quienes conservan la paz interior en medio del tumulto de la ciudad moderna
son inmunes para las enfermedades nerviosas y orgánicas".

¿Puede usted conservar la paz interior en medio del tumulto de la ciudad
moderna? Si es usted una persona normal, la respuesta es "sí". "Decididamente,
sí." La mayoría de nosotros somos más fuertes de lo que creemos. Poseemos
recursos internos a los que probablemente nunca hemos recurrido. Como Thoreau
dijo en su libro inmortal, Walden: "No conozco hecho más alentador que la
incuestionable capacidad del hombre para elevar su vida mediante un empeño
consciente... Si uno avanza confiadamente en la dirección de sus sueños y se
afana por vivir la vida que se ha imaginado, triunfará en una forma que no cabe
esperar en las horas corrientes".

Es indudable que muchos de los lectores de este libro tendrán tanta fuerza de
voluntad y tantos recursos interiores como los que tiene Olga K. Jarvey, de Coeur
D'Alene, Idaho. Descubrió que podía eliminar la preocupación en las
circunstancias más trágicas. Creo firmemente que usted y yo también podemos
hacerlo, siempre que apliquemos las muy viejas verdades que se estudian en este
volumen. He aquí la historia de Olga K. Jarvey tal como me la escribió: "Hace ocho
años y medio fui condenada a morir - una muerte lenta, tortuosa y aterradora - de
cáncer. Las mejores inteligencias médicas del país, los hermanos Mayo,
confirmaron la sentencia. Estaba en un callejón sin salida, perdida toda esperanza.
Era joven y no quería morir. En mi desesperación telefoneé a mi médico en Kellog
y le expuse toda la amargura de mi corazón. Con impaciencia, me reconvino:
'¿Qué le pasa, Olga? ¿Es que no le quedan fuerzas? Claro que se morirá usted si
no deja de llorar. Sí, le ha sucedido lo peor que le podía suceder. Muy bien, pero
haga frente a la situación. ¡Deje de preocuparse! Y haga después lo que se le ocurra'. En aquel mismo momento hice un juramento, un juramento tan solemne
que las uñas se hundieron profundamente en mi carne y los escalofríos recorrieron
toda mi espina dorsal: 'No me preocuparé. No lloraré. Y si cabe hacer algo,
triunfaré. ¡Viviré!'
"La cantidad corriente de rayos X en casos tan avanzados, en los que no cabe
aplicar el radio, es diez minutos y medio diarios durante treinta días. Me dieron
catorce minutos y medio diarios durante 49 días y, aunque los huesos se
señalaban en mi escuálido cuerpo mo las rocas de una árida ladera y aunque mis
pies parecían de plomo, no me preocupé. ¡No lloré ni una vez! ¡Sonreí! Sí, me
obligué a sonreír.
"No soy tan estúpida que crea que la mera sonrisa pueda curar el cáncer. Pero
creo que una animosa actitud mental ayuda al organismo a combatir la
enfermedad. En todo caso, experimenté una de las milagrosas curas del cáncer.
Nunca he tenido tan buena salud como en los últimos años y esto lo debo a las
palabras combativas y retadoras del Dr. McCaffery: 'Haga frente a la situación.
¡Deje de preocuparse! Y haga después lo que se le ocurra.'"

Voy a terminar este capítulo repitiendo las palabras del Dr. Alexis Carrel:
"Aquellos que no saben cómo combatir la preocupación mueren jóvenes. "

Los fanáticos seguidores del profeta Mahoma tenían frecuentemente tatuados
en sus pechos versos del Corán. Me gustaría tatuar el título de este capítulo en el
pecho de todo lector de este libro: "Aquellos que no saben cómo combatir la
preocupación mueren jóvenes".
¿Estaba el Dr. Carrel hablando de usted?
Tal vez.

jueves, octubre 1

Concordancia entre lo que se dice, se piensa, se hace y se siente


Concordancia entre lo que se dice, se piensa, se hace y se siente

Hola Gente!!! Como les esta yendo la semana?

Estuve en mi dentista, Patricia, un amor la paciencia que me tiene… le tengo pavura al dentista!!! Hago fuerza valor y voy pero la mato a preguntas y miedos en cuanto a los arreglos, su duración y demás cosas…

Ella es una de las personas que recibe los mails que envío… y cuando me ve en esa situación me dice “muy lindos los mails que envias pero te cuesta ponerlos en practica” la verdad, en su consultorio… SI! Me cuesta!

Como muchas veces les dije, no es fácil, no es que lo haya alcanzado, también les he compartido que a mi me sirven estos artículos muchísimo y si no estuvieran siendo ustedes los receptores de los mismos quizás no los buscaría y quizás no tendría el conocimiento de estos temas…

Ahhhh sisisisi cuando leí las palabras de Goethe dije si! Son justas las palabras para varios ámbitos de mi vida especialmente el que conoce Patricia muy bien jeje… que me da mucha cosa el dentista! Gracias a Dios por ella y, como les dije, su paciencia!

Espero disfruten este articulo y les haga un shokkk!!! Y juntos, o quizás aun detrás de ustedes, podamos tener “concordancia entre lo que se dice, se piensa, se hace y se siente”.

Les envío un abrazo muy fuerte, agradezco todas las buenas ondas en sus mails, los buenos deseos, las felicitaciones, y todo el amor que recibo de ustedes a través de las líneas que se toman el tiempo de enviarme…

Mis mas sinceros cariños.

Claudia

Concordancia entre lo que se dice, se piensa, se hace y se siente

Pensar es fácil.

Actuar es un poco más difícil.

Pero actuar como se piensa es lo más difícil de todo

Goethe

Goethe estaba en lo cierto, lo más difícil de todo parece ser actuar de acuerdo a las buenas intenciones que todos parecemos tener frente a la vida: los retos, el éxito y la felicidad. Como padre de tres hijos sé que una cosa es el sentimiento de importancia que le damos al tema de la comunicación con nuestros hijos. En mis conferencias encuentro que una gran mayoría de los padres de familia son concientes de ello. Sin embargo, a pesar de sentirlo como algo vital, pocos

piensan en ello lo suficiente como para actuar y muchos menos aún, hablan de ello, ya que la inmensa mayoría, tristemente, hace muy poco al respecto.

Este es uno de los grandes dilemas de la vida. Todos queremos triunfar; todos pensamos constantemente en el éxito; todos profesamos abiertamente nuestro gran deseo de triunfar, pero al momento de actuar, lo hacemos de una manera inconsistente con los principios del éxito.

Es como si nos rehusáramos a entender que sólo podremos triunfar, si vivimos nuestra vida en armonía con principios de éxito; que es imposible triunfar si actuamos de manera continua en contra de las normas básicas del éxito.

Si nuestra vida está guiada por valores nobles, emociones positivas y fundamentos que construyan y saquen a la luz lo mejor de nosotros, en tal caso, el único resultado posible es una vida de éxito y felicidad. Pero, si permitimos que nuestra vida esté guiada por emociones y valores negativos como la envidia, la pereza, el odio o la deshonestidad, el único resultado posible será el fracaso.

¿De qué sirve que quieras ser saludable, que pienses constantemente en la importancia de comer bien y hacer ejercicio, si al actuar comes lo que te pongan al frente y siempre repites? No podrás pretender disfrutar de una buena salud física si comes en exceso, bebes sin medida, no descansas lo suficiente y no cuidas de tu cuerpo.

Bueno, este es el problema ¿Cuál es la solución? Quizás la vida de Benjamín Franklin, uno de mis personajes favoritos nos muestre la respuesta. Él fue un hombre feliz, un enamorado de la vida, su optimismo y sentido del humor daban siempre muestra de ello. Franklin es conocido en todo el mundo por ser uno de los promotores la independencia de los Estados Unidos. También es celebre por sus trabajos científicos, sus inventos y su insaciable labor periodística y editorial. En cierta ocasión expresó que debía su felicidad a que finalmente había optado por vivir y actuar de acuerdo con los valores y principios que él sentía debían guiar su vida. Franklin decía: "El mejor servicio que podemos prestar a Dios es hacerle el bien a los demás.” Y lo cierto es que su vida fue un testimonio de amor al servicio a su comunidad, a su país y al mundo entero.

Muy temprano comprendió que si en verdad deseaba elevar su vida a un estado de mayor correspondencia entre los valores que sabía que debían guiar su vida y sus acciones, necesitaba desarrollar un compromiso total con su crecimiento y desarrollo personal.

En su afán por lograr una mayor claridad acerca de los valores y virtudes que le ayudaran a vivir una vida balanceada, plena y feliz, resolvió identificar las muchas virtudes que debían proveer dirección a su vida y se dio a la tarea de definirlas en pocas palabras, buscó adquirir cada una de las virtudes anotadas y mantuvo notas diarias acerca de su progreso en esta tarea.

Para tal efecto, y con la convicción de que el dominio de ciertas virtudes debería facilitar la adquisición de otras, según su criterio las escribió en el siguiente orden de prioridad:

1. Templanza: No comas hasta sentirte harto. No bebas hasta la ebriedad.

2. Silencio: No hables más de aquello que pudiera beneficiar a otros o a ti mismo. Evita las conversaciones triviales.

3. Orden: Ten un lugar para cada una de tus cosas. Ten un momento para cada parte de tu trabajo.

4. Resolución: Comprométete a llevar a cabo lo que debes hacer. Haz sin falta lo que te has comprometido a llevar a cabo.

5. Frugalidad: No gastes más que en lo que pueda hacer el bien a otros o a ti mismo. No desperdicies nada.

6. Trabajo: No pierdas el tiempo. Ocúpate siempre en algo útil. Elimina todo acto innecesario.

7. Sinceridad: No lastimes a nadie con engaños. Piensa con inocencia y con justicia. Si hablas, hazlo de acuerdo con esto.

8. Justicia: No perjudiques a nadie, ni haciéndole daño, ni omitiendo lo que es tu deber

9. Moderación: Evita los extremos. No guardes resentimientos tanto tiempo como puedas creer que lo merecen.

10. Limpieza: No toleres la falta de limpieza, ni en el cuerpo, ni en la ropa, ni en la vivienda.

11. Serenidad: No te dejes alterar por pequeñeces, ni por accidentes comunes o inevitables.

Él convirtió el hábito de la auto-evaluación en un compromiso que perduró hasta el final de sus días. Constantemente revisaba que sus acciones estuvieran de acuerdo con estos principios y esto le permitió cosechar grandes éxitos en cuatro campos distintos: los negocios, el periodismo, la ciencia y la política.

¿Qué puedes hacer tú? Identifica aquellos valores e ideas básicas, aquellos principios fundamentales que tú deseas que guíen tu vida, defínelos en términos claros y precisos y mientras ellos se convierten en hábitos, identifica acciones que te permitan expresar estos principios en tu diario vivir. Solo así podrás asegurarte que tu mundo exterior es un reflejo de tu mundo interior y que lo que dices, sientes, piensas y haces es una sola cosa.

Siempre cosecharás aquello que hayas sembrado. Toda causa produce un efecto correspondiente; todos nosotros producimos causas o acciones diariamente. La vida simplemente se encarga de devolvernos los efectos o resultados. Así que cada uno de nosotros es el único responsable por los resultados que la vida nos devuelve ya que no ha sido más que el efecto correspondiente a la causa o acción que nosotros mismos hemos sembrado.

Camilo Cruz