Muchas veces cuando estamos persiguiendo una meta y las cosas no salen como las hemos planeado, es necesario cambiar de dirección. Infortunadamente, muchas personas en lugar de hacer esto cambian de decisión, o peor aún, abandonan su meta.
Julia amaba a su caballo Violeta, pero de momento se sentía enojada, lastimada, desengañada, frustrada, cansada, desalentada y apenada. Durante semanas había cuidado y entrenado a ese caballo para la gran exhibición. El gran día se levantó a las 3:00 a. m y arregló a Violeta hasta el último detalle. La crin del caballo estaba perfectamente trenzada, la cola era una obra de arte, su piel brillaba como el acero bruñido y los cascos también brillaban al sol. La rienda, brida y silla estaban limpias y Julia, vestida en forma impecable, se veía como una muñeca cuando entró a la arena para el gran evento; ¿y qué sucedió? Nada, absolutamente nada.
Violeta, que supuestamente era un caballo de salto, no saltó. En realidad, ni siquiera quiso intentarlo. Cientos de horas de duro trabajo y el sueño de obtener un listón terminaron para Julia cuando su caballo rehusó tres veces a dar el primer salto y quedó descalificado.
Cuando usted está frustrado puede retorcerse las manos y perder lo que tiene, o subirse las mangas de la camisa y luchar por lo que desea. Julia Ziglar, de 16 años y con menos de 45 kilos, decidió enrollarse las mangas para obtener lo que deseaba – un caballo ganador. Le puso un precio a Violeta, puso un anuncio en el periódico, resistió los regateos y la palabrería del "medio hípico" hasta que cobró lo que quería. Puso su dinero en una cuenta de ahorros y comenzó a buscar otro caballo de ensueño.
Visitó las caballerizas del entorno, asistió a las ferias locales, leyó todas las publicaciones disponibles, hasta que finalmente encontró a Butter Rum, un hermoso capón de pura sangre de dos años. Fue un caso no adulterado de amor a primera vista de parte de Julia y Butter Rum; pero había un pequeño problema. Butter Rum costaba muchísimo más de lo que Julia había obtenido por Violeta y tercamente se rehusaba a dejar que sus padres financiaran la diferencia.
Sin embargo, esta situación sólo la hizo frenar hasta alcanzar una carrera rápida, debido a que Julia es una joven que piensa que si se quiere algo, se debe hacer algo. También cree en el principio básico de consecución de objetivos, de que se puede ir hasta donde abarca la vista y cuando se llega ahí, siempre se podrá ver más adelante.
Usando el dinero que obtuvo por Violeta como enganche y desarrollando un plan de pagos para el saldo, compró a Butter Rum. Luego obtuvo un trabajo para ganar dinero y hacer los pagos. También buscó y pagó personalmente ayuda profesional para entrenar a Butter Rum. Lo hizo trabajar, y ella misma lo hizo – duro y seguido. Pronto, Butter Rum y Julia comenzaron a ganar premios. El cuarto de Julia está repleto de trofeos de todos colores y tamaños, y le han ofrecido a ella casi 5 veces lo que ella pagó por Butter Rum.
La parte excitante de esta historia, nos ilustra y nos hace reflexionar nuevamente que si queremos algo con suficiente intensidad, debemos constituirlo en nuestro objetivo definitivo. Cuando lo perseguimos como si no pudiéramos fallar, vendrán muchos eventos que nos ayudarán a atinar. Debra Jones en su libro Lo que tú deseas...te desea, nos da muchos ejemplos y pautas para trabajar en estos aspectos.
Fuente: Zig Ziglar
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