La risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano.Víctor Hugo
¿Qué son las endorfinas?
Son el vehículo de la felicidad, la euforia, el placer y el alivio del dolor. Son hormonas que actúan sobre el sistema nervioso y tienen la encomendada labor de conectarnos con la felicidad. De hecho, la palabra endorfina viene de endógeno (o sea, que se produce en el interior del cuerpo) y de morfina, un opiáceo utilizado, entre otras cosas, para mitigar el dolor desde hace más de 100 años. En resumen, las endorfinas son lo que algunos han llamado la química de la felicidad.
Además, las endorfinas, juegan un papel trascendental en la conexión entre nuestra mente y nuestro cuerpo. Aumentan y/o disminuyen la capacidad de comunicación de las neuronas entre sí. Tienen un papel protagónico en la concentración y generación del pensamiento creativo.
La inmunidad general, es decir, el conjunto de las defensas del organismo, se beneficia del flujo correcto de endorfinas. Esta inmunidad sirve para combatir todo tipo de infecciones, vigila las células potencialmente cancerígenas y las elimina, manteniendo el correcto funcionamiento del organismo.
Cuando estamos angustiados, deprimidos, rabiosos, melancólicos, u otros estados emocionales parecidos, nuestro organismo produce hormonas de muchos tipos, pero no endorfinas. La mejor manera de evitar los excesos de estas hormonas, que pueden causar un efecto negativo en el organismo, es mantener un equilibrio emocional constante. El ritmo de vida que actualmente lleva el colectivo de la gente, hace cuestionable semejante afirmación. Una manera efectiva, y sobre todo gratis, es la opción de estimular “conscientemente” la generación de endorfinas en nuestro cuerpo. Veamos varias formas de hacerlo:
1.- Ríete y si es necesario fíngelo, aunque estés en extremo molesto.
Una sonrisa es una curva que lo endereza todo.Phyllis Diller
Cuando nos reímos, estimulamos la generación de endorfinas y activamos positivamente al sistema inmunológico. Reírse es natural, de hecho, un bebé a las 36 horas de nacido puede ofrecer una sonrisa a sus padres. Los niños están mucho más dispuestos a reírse que los adultos, un pequeño se ríe un promedio de 300 veces al día, mientras que un adulto lo hace entre quince y cincuenta.
Reír cura problemas como la depresión, la angustia, la falta de autoestima y el insomnio. Cuando reímos se mueve el diafragma, los pulmones mueven doce litros de aire, en vez de los seis habituales, lo que mejora la respiración. Asimismo, se fortalece el corazón, se facilita la digestión al hacer vibrar el hígado, se evita el estreñimiento, mejora la eliminación de la bilis y se estimula el bazo, baja la hipertensión aumentando el riego sanguíneo, ya que se relajan los músculos lisos de las arterias con lo que se reduce la presión arterial y se tonifican los músculos que hay en el rostro, porque una carcajada continuada activa casi la totalidad de ellos.
La risa como fuente de salud ya aparece en la Biblia, donde es posible leer: “Un corazón alegre es como una buena medicina, pero un espíritu deprimido seca los huesos”.
Todo lo relacionado con la risa es tan poderoso, que aunque usted esté deprimido, alterado o angustiado, sólo con gesticular con su boca una sonrisa, genera endorfinas.
2.- Realiza actividades de placer.
¿Para cuándo seguirás dejando realizar las cosas que verdaderamente te llenan? Muchas veces la respuesta a esta pregunta está en el futuro. Recuerda algo importante: El placer se siente en el presente, y se recuerda en el pasado. En el futuro no sientes placer, sólo hay sueños.
No dejemos que la vida, que ha de ser siempre una pasión, se convierta en una costumbre. L. Tolstoy escribió: “El secreto de la felicidad no está en hacer siempre lo que se quiere, sino en querer siempre lo que se hace”.
3.- Ejercita tu cuerpo, haciendo actividades físicas.
La actividad física, además, de producir una distracción positiva en la rutina de vida, es sin duda un estimulante natural para generar endorfinas. Con el ejercicio desplazamos excesos de adrenalina y cortisol, y generamos bienestar. Existe una relación entre práctica habitual de actividad física y aumento en la esperanza de vida. Esto se debe al efecto beneficioso del ejercicio sobre los factores de riesgo relacionados con las enfermedades crónico-degenerativas.
Aquellas personas que pasan gran parte del día sin desarrollar actividades físicas son las que están más expuestas a factores de riesgo. El grupo más vulnerable es el de los empresarios y profesionales sometidos diariamente a diversos factores, que podrían tomar conciencia de la necesidad de imponerse ciertos cambios en sus actitudes frente a la vida.
4.- Busca el encuentro con amigos.
Hace mucho tiempo Aristóteles escribió: “La amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas”. Cuando convivimos con amistad, placer, alegría, gozo, risa y afecto, alimentamos de vida a las endorfinas. Hoy más que nunca, tener amigos es un valor: ¿Qué estas haciendo tú para cultivarlo?.
5.- Genera la mayor cantidad de momentos de alegría. La alegría es el sonido del alma.
Amanita.La felicidad que tanto buscamos está dentro de nuestro cuerpo a nivel bioquímico. Es lógico que la felicidad está modulada por factores externos, pero, en último término, nuestro procesamiento interno permite superar o no una tragedia o una desgracia personal. El buen humor, los pensamientos positivos, el amor al prójimo, los estímulos sensoriales, una vida diversificada,... aumentan nuestro nivel de endorfinas y nos ayudan a superar nuestras pequeñas decepciones diarias.
La persona infeliz es blanco de toda clase de enfermedades. Llenar la vida de significados de renovación, de deseos, de disfrutar lo que se tiene (sea mucho o poco), de no esperar sino buscar, de tolerar, entre otros, es sin duda lo que nos llena de endorfinas y placer.
6.- Da un abrazo sincero.
Muchos sabios recomiendan dar de siete a veinte abrazos diarios, pero abrazos de verdad.
El abrazar logra muchas cosas que tal vez tu nunca has imaginado, por ejemplo: Se siente bien, deshace la soledad, derrota el miedo, abre las puertas a las sensaciones, ayuda al autoestima, alienta el altruismo (no puedo creerlo, pero quiero abrazar a esa persona), retrasa el envejecimiento (aquellos que abrazan se mantienen jóvenes más tiempo), hace que los días felices sean más felices, llena sitios vacíos, une y refuerza y hasta produce matrimonios. Para muchos es la forma preferida de demostrar afecto.
7.- Ayuda, de manera desinteresada.
Cuando te dedicas a dar, generas bienestar. Pero no es un bienestar egoísta, sino por el contrario pluralista. ¿Qué quiere decir esto? Que cuando das sin interés de recibir nada a cambio, la sensación de bienestar se genera en ambos caminos, el que da y el que recibe.
Es mayor la alegría de dar que la de recibir.
8.- Practica el afecto.
El afecto más que una emoción individual, es un proceso de interacción social entre dos o más organismos. El afecto es algo que puede darse a otro o que recibimos de otro. Contar con la iniciativa de entregar cariño, sin esperar nada, por el simple ánimo de generar bienestar desencadena en nuestro organismo reacciones de endorfinas.
Juan Carlos CaramésProf. Postgrado Universidad de Carabobo. Prof. Postgrado y Pregrado Universidad Tecnológica del Centro.Asesor en procesos proinnovativos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario