Cuando las personas acuden a mí en busca de ideas sobre cómo solucionar sus problemas financieros, y les pregunto sobre el origen de dichos problemas, casi siempre lo que viene después es una excusa o justificación. Los seres humanos, hemos podido amasar un enorme arsenal de excusas para justificar porque no hemos hecho aquello que ya debimos haber hecho. “No he tenido tiempo de ir al banco", "no fue culpa mía", "no he podido avanzar porque mi jefe no valora mi trabajo", "lo que sucede es que mi esposa es muy desordenada con el dinero".
¿Has escuchado alguna vez alguna de estas explicaciones de personas que tratan de justificar por qué la circunstancia que puedan estar enfrentando está totalmente fuera de su control? Después de escuchar éstas y miles más de excusas, he llegado a la conclusión de que todas estas excusas no son más que una manera de eludir nuestras responsabilidades y justificar nuestra mediocridad buscando culpables por aquello que siempre estuvo bajo nuestro control.
Sólo tres cosas son ciertas acerca de las excusas:
Lo primero es que si verdaderamente quieres encontrar una excusa, ten la plena seguridad que la encontrarás.
Lo segundo que descubrirás es que cuando comiences a utilizar esta excusa vas a encontrar aliados. ¡Sí! Hallarás personas que las crean y las compartan. Ellas te van a decir: “Yo sé cómo te sientes porque a mí me sucede exactamente lo mismo”.
Y, finalmente, encontrarás que una vez las des, nada cambiará acerca de tu realidad. Tu mediocridad seguirá ahí, los problemas permanecerán igual, no habrás avanzado sino que habrás retrocedido. Así que evita dar excusas.
Quiero que durante las próximas semanas examines cuáles son las excusas que utilizas con más frecuencia. ¿Acaso las dices porque crees que son verdad o qué es lo que estás tratando de justificar con ellas? En la mayoría de los casos, las excusas ocultan un mal recurrente o un mal hábito de la persona.
Por ejemplo, muchas personas utilizan el tráfico o el mal tiempo para justificar el hecho de llegar tarde a todas partes. Pero lo cierto es que llegar tarde tiene menos que ver con el tráfico y mucho más con la falta de organización. Quizás el verdadero problema es que te comprometes excesivamente, o que te distraes con mucha facilidad y se te pasa el tiempo, o quizás es que no has aprendido a respetar el tiempo de las demás personas.
Entonces, si encuentras que eres el tipo de persona que acostumbra llegar tarde a todo, en lugar de continuar buscando excusas, toma la decisión de salir un poco más temprano a todas tus citas o evita comprometerte en exceso. Haz esto y te aseguro que muy pronto nos veremos en la cumbre del éxito.
Camilo CruzRenombrado expositor, Escritor, Científico, Consultor y Conferencista Internacional, Catedrático Universitario http://www.elexito.com
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